La Tostá

Aquel Niño de Jerez

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
22 jul 2020 / 07:50 h - Actualizado: 22 jul 2020 / 07:53 h.
"La Tostá"
  • Aquel Niño de Jerez

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Tal día como hoy, de 1933, Sevilla despedía a Manuel Soto Loreto, El Niño de Jerez o Manuel Torres, que de ambas formas se anunciaba en los carteles. Nacido en 1880 en Jerez de la Frontera, en la calle Álamos, del Barrio de San Miguel, donde tres años antes había muerto Tomás el Nitri, Torres fue un genio del cante. Los genios son los que llegan a un arte y lo cambian tanto que ya nada es igual. Eso pasó con él, que llegó a Sevilla con 20 años, se empadronó como cantaó con Antonia la Gamba, le gustó el sitio y decidió hacer su revolución cantaora en Sevilla. Ya estaba en nuestra ciudad su paisano Chacón, que era también de San Miguel de Jerez, de la calle Sol. Cuando llegó Manuel, Sevilla era ya chaconiana, pero luego se dividió, como ocurrió con Joselito y Belmonte años más tarde, entre chaconianos y torristas. Chacón era el sonido perfecto, la voz musical, el magisterio y la asombrosa vocalización, y Manuel era todo lo contrario, pero abría la boca y acababa con el cuadro. El hijo del algecireño Juan de Soto Montero y de la jerezana Tomasa Loreto Vargas, la hermana de Joaquín Lacherna, era puro fuego e inspiración. Cantaba a gañafones, para dentro, pero volvía majareta a los aficionados más exigentes. Era seguiriyero, de esos que, según el Niño de Marchena, llevaban dos remiendos en los pantalones. Manuel murió pobre de solemnidad en la calle Amapola, 4, del Barrio de la Feria. Vivía en una habitación junto a su mujer, sus cinco niñas, dos galgos y un jumentillo atado en la puerta. Pepe Marchena actuaba esa noche en la Plaza de Toros de la Maestranza y cuando se enteró de que había muerto el genio, al que adoraba, y que su viuda no tenía ni para el entierro, reunió a todos los artistas que iban con él, y les dijo: “Ha muerto Manuel Torres, dejando viuda y cinco niñas pequeñas. Todo lo que se recaude esta noche irá destinado a su familia y al entierro”. Los artistas eran Ramón Montoya, el propio Marchena, Angelillo, Rosario y Antonio (Los Chavalillos Sevillanos), el Niño de la Puerta del Ángel, el Pena Hijo, el Niño de Madrid, Manolo de Badajoz, Esteban de Sanlúcar y la bailaora Carmen Vargas, entre otros. Todos estuvieron de acuerdo y al día siguiente Marchena le entregó a la familia una cantidad de dinero tan importante que Manuel pudo ser enterrado como Dios manda y lo que sobró sirvió para que las niñas y la madre vivieran bien durante una buena temporada, como confesó un día el hermano del cantaor, Pepe Torres, abuelo materno de José el de la Tomasa. Ochenta y siete años hace que enterramos a Manuel Torres, casi nada. Y aún se oye su eco gitano en la Alameda de Hércules.