Árboles, riesgo y responsabilidad

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14 jul 2018 / 21:07 h - Actualizado: 14 jul 2018 / 22:00 h.
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Varias veces, en los más de tres años que lleva existiendo esta tribuna En Verde, hemos tratado el tema del arbolado urbano. La razón es evidente, el árbol urbano constituye una parte esencial de la infraestructura verde de la ciudad. Con frecuencia se habla actualmente del bosque urbano para identificar el conjunto de los árboles de las ciudades. Las funciones del árbol en la ciudad son muchas: secuestran de forma continua dióxido de carbono, constituyen un importante biofiltro de contaminantes gaseosos y particulados mejorando la salud, constituyen un apoyo esencial para biodiversidad, generan paisaje, atenúan los rigores estivales especialmente preocupantes en los escenarios previstos de cambio climático, las plazas arboladas son puntos de encuentro imprescindibles para la ciudad, por citar algunas. No es objeto de discusión el carácter esencial del árbol en la ciudad.

La importancia del árbol es normal que sea objeto de documentación escrita en los medios de comunicación, también en radio y televisión. Es de agradecer a los diferentes medios de comunicación el interés permanente por este componente tan especial del ecosistema urbano. Una cuestión es la aparición del árbol en prensa, radio y televisión para explicar su función e importancia y otra es que sea objeto de comunicados preocupantes. Durante esta semana la prensa de Sevilla se ha llenado de la información de la tala masiva de árboles en la ciudad. Las redes sociales han mostrado protestas, preguntas y especulaciones en los más variados sentidos. Este hecho pone en evidencia la consideración de esencialidad que tiene el árbol urbano para la ciudadanía. Por otro lado, también manifiesta la salud democrática y participativa de una ciudad.

La ciudad de Sevilla en los últimos tres años se ha caracterizado por una intensa actividad de gobernanza inteligente y por el establecimiento de cauces de participación; y así debe seguir. Entre el 3 y el 13 de julio hemos podido leer en la prensa mucha información acerca de la tala masiva de árboles en Sevilla este verano, catalogada, con en otras ocasiones, de arboricidio. En el año 2015, cuando el actual alcalde de Sevilla, Juan Espadas , accede al poder municipal y nombra a Adolfo Fernández Palomares, director general de Medio Ambiente y Parques y Jardines, una primera cuestión que plantea el nuevo equipo de gobierno es determinar el estado del arbolado de la ciudad.

La situación que encuentra el nuevo gobierno no es muy halagüeña tras años donde el Servicio de Parques y Jardines perdió presupuesto y hubo cierta falta de atención a los problemas del arbolado debido a cuestiones económicas de acuerdo con las propias empresas. Tampoco hay que olvidar los escándalos que rodearon a este servicio municipal. El personal de Parques y Jardines es competente y generoso con su trabajo, bajo nuestro parecer no debidamente considerado y reconocido. La importancia del árbol requiere los medios económicos y técnicos pertinentes, sin recortes que conducen a una peor gestión. El informe de Parques y Jardines de 2015, realizado con medios propios, puso de manifiesto de acuerdo con los técnicos, la existencia de 2.500 árboles en situación de riesgo. El Servicio de Parques y Jardines ha llevado a cabo una licitación con nuevos criterios que ha empezado a caminar este año, tras un retraso imputable posiblemente a lo prolijo de la misma donde se incluían importantes mejoras para la gestión de la infraestructura verde de Sevilla.

En los últimos años ha habido, especialmente en el periodo estival, una abundante caída de ramas con daños personales y materiales. También hay que tener en cuenta la meteorología previa a los periodos de caída y la gestión del propio arbolado. El día 24 de junio, portada para la tala de Sevilla (El Correo de Andalucía) indicándose que el Ayuntamiento ha apeado 1.600 árboles en tres años y aún lo hará con 500 más. El 3 de julio salía en prensa la noticia de la tala prevista de 500 ejemplares en el Centro, Nervión y Distrito Este. También se anunciaba en dicho diario la previsión del Ayuntamiento de plantar 5.000 árboles en un año. El balance neto para Juan Espadas es que la ciudad cuenta con 2.600 ejemplares más desde su llegada al Consistorio. Actualmente, Sevilla cuenta con más de 200.000 árboles, un gran patrimonio que hay que saber gestionar. La movilización ciudadana paralizó la tala de varios árboles en las cercanías del Prado de San Sebastián.

Dos especies afectadas por la tala son el plátano de sombra y el olmo, especies con ejemplares de gran porte necesarios para dar sombra y como puntos de nidificación de aves. La Asociación Vecinal del Casco Norte La Revuelta registró el 12 de julio ante la Fiscalía de Sevilla una denuncia penal contra el Ayuntamiento de Sevilla por la tala masiva de árboles en el Pumarejo, donde la arboleda es esencial para la ciudadanía. La buena noticia es que la ciudad sigue viva y tiene respuesta en un marco que facilita la participación. La mala noticia es que, a pesar de la indicación de una ciudad saludable democráticamente, se ha llegado a una situación evitable. Adolfo Fernández Palomares, director de Medio Ambiente y Parque y Jardines, ha escrito un artículo en Diario de Sevilla el pasado 11 de julio, donde daba explicaciones sobre la tala realizada y sus motivos, así como el recorrido realizado hasta la decisión de la misma y manifestaba que se plantan unos 1.200 árboles cada año.

Hasta ahora el relato de los hechos. Vamos a tratar de aportar algo al debate suscitado. Cada año, en España, el número de fallecidos por caídas de ramas no supera el número de 5 y, por supuesto, son demasiados. Según cifras oficiales, al año por la contaminación urbana fallecen entre 21.000 y 30.000 personas. El árbol depura la atmósfera urbana contribuyendo a atenuar el riego de muerte por contaminación del aire en la ciudad. Está claro que la caída de ramas genera daños personales y materiales y existe un riesgo que se debe minimizar, consideramos que no hay discusión sobre esto.

El alcalde de Sevilla se encuentra con un informe, elaborado en 2015 por los técnicos de Parques y Jardines, con dilatada experiencia en jardinería urbana, donde se manifiesta que hay 2.500 árboles, especialmente unos 1.600 que entrañan un alto riesgo. Evidentemente poco margen dejan al alcalde de Sevilla, medioambientalista convencido, su responsabilidad ante la ciudadanía le empuja a impulsar la tala. Igual le ocurre a Adolfo Fernández Palomares, que siempre ha reconocido la importancia del arbolado. Un grave dilema: seguridad vial frente a la función ecológica y social del arbolado. La nueva gestión de la infraestructura urbana lleva poco tiempo funcionando, pero esperamos genere buenos frutos. Pero tenemos ahora un problema y algunas dudas.

Evidentemente la época estival no es la idónea para talar el bosque urbano, necesitamos sombra y hay nidos en los árboles. El arbolado urbano de Sevilla tiene problemas heredados, por ejemplo, malas podas e inadecuados alcorques sin suelo suficiente. De haberlo hecho antes, las aves podrían haber escogido sitios alternativos, pero igualmente tendríamos menos sombra. Hace falta mayor colaboración del Ayuntamiento con los centros del conocimiento.

Hace falta una mayor pedagogía, una mayor información, hacia la ciudadanía antes de ejecutar una acción. Hace falta un mayor conocimiento biológico del árbol. Y también hace falta una corroboración externa por especialistas del nivel de riesgo del arbolado de Sevilla, reconociendo el generoso esfuerzo de los técnicos de Parques y Jardines, y así delimitar la situación real del riesgo. Pero mientras tanto, ¿quién asume la responsabilidad si pasa algo cuando hay un informe de riesgo del propio Ayuntamiento? Un grave dilema, ya que no existe el riesgo cero. ~