Arrastrados

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04 mar 2016 / 22:54 h - Actualizado: 04 mar 2016 / 22:55 h.
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El jueves por la tarde, en Sevilla Este, mi hija y yo estábamos en una tienda y entraron dos ladrones con pasamontañas, rompieron cristales a patadas, dispararon, nos apuntaron a la cara y nos amontonaron en el suelo, a todos, arrastrados y muertos de miedo para que sepamos que no valemos nada porque las balas y la violencia son más poderosas que la vida.

Ya en casa, con mi hija a salvo pero no en paz, me pregunto qué nos protege, quién hace las leyes, cuándo se cumplen, de qué va la cosa votada y por votar, los discursos huecos y la poderosa ausencia.

La ausencia tiene un poder infinito y es devastadora.

Nos arrastran por el suelo y Nadie hace Nada mientras cuatro elegidos tuitean y se arrastran por las bancas parlamentarias para aforarse y jubilarse tirando piedras y escondiendo las manos.

Pactamos y no hacemos.

Y así estamos.

Si pasa algo malo, tenemos que alegrarnos porque no pasa algo peor. Si algo no funciona, tenemos que alegrarnos porque tenemos derecho a reclamar y aunque nadie responda, tenemos que alegrarnos porque podemos preguntar.

Hay que dar las gracias porque estamos vivos, no importa cómo ni a pesar de qué y aunque veamos todos los días cómo se deterioran las cosas, de qué manera se pierde el tiempo y cuántas palabras se incumplen, tenemos que estar agradecidos.

La casa se rompe, se descascaran las paredes, tiembla el techo, se parten las ventanas pero cuando la casa se caiga, habrá que agradecer que no nos haya pasado nada.

Diría Murphy: Sonríe, mañana será peor.

Espero que hayas empezado marzo mejor que yo. Hasta el sábado que viene.