Viéndolas venir

Asesinos distintos

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Álvaro Romero @aromerobernal1
26 nov 2019 / 08:21 h - Actualizado: 26 nov 2019 / 08:25 h.
"Violencia de género","Viéndolas venir"
  • Asesinos distintos

Señalamos un día, como con todo, para denunciar la violencia machista que no es cosa de un día, sino de todos, o casi, porque 52 muertas al año es una muerta por semana, pero el dolor por cada muerte mancha a cientos, a miles de personas de lunes a domingo en círculos concéntricos, es decir, que al fin y al cabo convivimos con la muerte, el asesinato, la barbarie, y no solo porque vivamos entre asesinos de andar por casa, sino porque la casa, la ciudad, el país se inundó de gente que no los ve, que solo ve asesinos, como si fueran matones de una película que no va con nosotros.

1024, decían los carteles del Gobierno. Y el cartel se queda chico, corto, insuficiente, porque ya van muchas más y el año no termina. Y ya hay un partido que representa a la ignorancia contra esta lacra interminable.

Son asesinos, claro que sí, y ya se cuentan por miles desde que empezaron a contarse, uno a uno. Pero no son asesinos como los demás. Son distintos. No tienen caras de asesinos, sino a veces todo lo contrario. No llevan antifaz ni un motivo entre ceja y ceja. No les hace falta. Matan porque algo les falló, el montaje de sus vidas, la pieza clave que los convertía en dominantes, con amor o sin él, ya daba igual, el romanticismo era cosa del principio, y al final es siempre la excusa retorcida. Prometieron pasión eterna y se les quedaron fofas la promesa, la pasión, la eternidad. Y solo encontraron redención en esa salvajada casera y sin glamur que es la violencia doméstica.

Son asesinos distintos. Porque no vienen a matar, no son profesionales, nadie los ve venir, no les vale cualquier víctima, están entre nosotros. Al día siguiente, siempre era gente normal cuya barbarie deja boquiabiertos a los vecinos. Hoy ha amanecido el día siguiente al día en que los señalamos sin saber que van a ser ellos, tan conocidos, tan nuestros, tan sin haber matado nunca a una mosca y sin embargo. Hoy ha amanecido como si estos asesinos tan distintos, tan nuestros, no hubieran asesinado ya a 1.027 mujeres como si nada, como si la cifra fuera a quedarse ahí. La vida sigue. Y la muerte a su vera.