Menú
Los medios y los días

Asustan, pero resistimos y resistiremos

Image
19 nov 2022 / 05:06 h - Actualizado: 19 nov 2022 / 05:07 h.
"Los medios y los días"
  • Asustan, pero resistimos y resistiremos

El terrorismo era el azote que nos asustaba. Y nos decían: no lo permitan, sigan con sus vidas. No hace falta terrorismo, el poder subsiste gracias al miedo que pueda meternos entre pecho y espalda. El periodismo vende más si nos tiene atenazados con especulaciones que provoquen miedo. Ahora tenemos: 1. La deflación-inflación. 2. Putin que va a tirar una bomba atómica. 3. Llega el fascismo o el neofascismo. 4. El peñasco sideral que si no viene hoy a espachurrarnos puede venir mañana. 5. El cambio climático.

¿Y qué? Aquí estamos para aguantarlo todo. El homo sapiens lo ha sufrido todo y si hemos llegado hasta aquí ha sido por eso. Nuestros ancestros habitaban la Tierra durante la última glaciación, con dos cojones y dos ovarios. Y siguieron adelante para que nuestra especie se desplegara, una especie con visos de querer destruirse a sí misma. Vale, ni será la primera ni será la última en desaparecer, eso de creernos los reyes de la creación con derecho de pernada es un cuento, podemos evitar nuestra autodestrucción y, si no es así, a morir con las botas puestas, yo por mi parte acepto ese destino, no tengo otro camino puesto que es el que desean mis congéneres. Seguiré escribiendo y persiguiendo el conocimiento hasta el final, como Sócrates que quería aprender a tocar una canción con una flauta cuando ya estaban a punto de darle la cicuta. ¿Por qué? Porque el conocimiento tiene valor por sí mismo, es el elemento que te ayuda a ser libre y a no morir estúpido. A morir de calor o por una inundación, pero tocando la flauta y con un amor humano al lado que te haga más llevadero el tránsito.

Las deflaciones-inflaciones iban a llegar de todas formas, Putin no ha existido siempre, pero las deflaciones, las crisis capitalistas, sí, porque el mercado sufre males de base, unos males que destruyen. Miren, la fórmula ha cambiado hace muchos siglos. Antes era: tengo necesidad de un ánfora, la fabrico y la consumo. Ahora es: fabrico ánforas, necesito venderlas y entonces creo la necesidad de que el personal tenga veinte ánforas aunque no las precise y al que no tenga veinte ánforas le digo finamente que es un raro y un gilipollas.

Ahora bien, la gente sigue votando capitalismo y mercado porque no hay otra cosa y cuando la hay le da miedo de que le quiten el frigorífico donde guarda las cervezas que saca para bebérselas mientras juega su equipo preferido en la TV. Muy bien, pues a jodernos todos, es lo que queremos, ¿no? Si no es así, a estudiar y a proponer soluciones, menos Ikea, menos móvil y más codos.

No van a tirar bombas atómicas, pero eso depende de que al que las tiene no lo sigan poniendo entre la espada y la pared, aquí sólo han tirado bombas atómicas los que precisamente ahora desean destruir a uno que las tiene y por tanto posee todo el derecho a defenderse. Quieren que yo piense de otra manera, pero ellos mismos me han dado permiso para discrepar, en sus constituciones, una de las cuales yo voté a favor en 1978. Ya sé que discrepar se paga silenciosamente. Vale, qué le vamos a hacer, no soy yo el pecador, a ver si me voy a tener que aplicar lo que decía la famosa viñeta de Forges: “Pienso, luego estorbo”, Mis alumnos no quieren pensar, aspiran a exámenes facilitos y rápidos porque son de la generación Tik-Tok. Yo no, y no me quiero jubilar porque el trabajo dignifica, si fuera estudiante me iría en vacaciones a recoger fresas como ya hice en su día cuando me colocaba en Cortefiel para ingresar algún dinerillo. Muchos de mis alumnos ya están alienados por el poder, a mí que me dejen morir consciente de la mierda en la que he estado.

El fascismo que está llegando representa un deseo extendido de poner orden en la vida, los que están todo el día metiendo miedo con eso son tenores huecos, los reyes de la nadería, los que impulsan que las cosas sean al revés de lo que son porque a ellos se les ha ocurrido con una mente vacía de soluciones profundas. A nadie le gusta el caos, el caos necesita un orden como la materia necesita enfriarse para poder actuar y articularse. De eso hablaré de nuevo otro día. En cuanto al peñasco, no somos el centro del cosmos, otra mentira con la que llevamos malviviendo siempre. Somos una pizca de nada en el universo y esto hay que aceptarlo para superar esos traumas que tenemos y que consisten en huir de la realidad gracias a miles de pamplinas que ponen ante nuestros ojos vagos e inconscientes.