Barcenas y el miedo de Rajoy

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07 feb 2021 / 07:45 h - Actualizado: 07 feb 2021 / 07:47 h.
  • Barcenas y el miedo de Rajoy

La carta se ha convertido en raro recurso literario, antes vehículo del amor y del esplendor en la hierba y ahora instrumento de confesiones, como la de Bárcenas. Su misiva ha puesto el epílogo de por qué el dedo de Aznar se posó en el hombro de Mariano para su sucesión.

Descartado Rato por su separación de Gela Alarco, (Ana Botella dixit) el “gallego”, como le llamaban en su Partido, era la garantía de continuar con la magna tarea de donaciones por obras.

Pronto todos quisieron su cacho, desde Granados hasta Ignacio González, que para algo la descentralización de las autonomías.

Y es que Barcenas ha pasado por los laberintos más lúgubres del poder. Primero, compraron a su chofer que presuntamente cambió dos pendrives por ser funcionario del Cuerpo Nacional de Policía; luego, un sujeto, disfrazado de sacerdote, irrumpió en su vivienda y secuestró a punta de pistola a su mujer y a su hijo.

El interés del Estado es la conveniencia del poder y nadie se escapa a la tentación de su uso espurio. Así las cosas, como los taoístas, sé perfectamente inútil y procura que nadie se fije en ti...

Ha sido la redención de Barcenas y aparecer uno de los implicados con Coronavirus. Hay que ganar tiempo. Solo que ahora, desde el gélido frío de la ausencia de poder. Aun así, intuyo que Rajoy saldrá ileso; tal vez ese fue el pacto con Pedro Sánchez, dimisión por defeccion de Soraya.

La diferencia judicial de sumisos y rebeldes es la imputación de sus esposas. Si el investigado es hijo putativo del poder, aquellas quedan fuera, ajenas (nunca supieron) a las maquinaciones de sus maridos.

Para los rebeldes, las mujeres serán sometidas a la trituradora de seres humanos que puede ser la justicia. Todo consiste en pedir penas altas con la participación a título lucrativo o complicidad de aquellas como pretexto.

Confieso que me produce hedor la confesión tardía. Tiene cierto aire a derrota y a traición. Ya a Barrionuevo le costó la cárcel, traicionada su inocencia por un careo. Pero hay cierta contrición en hacerlo por tu esposa o hijos.

Para Mariano, no hay miedo por ello; en sus caminatas solo reza por él mismo, tal es la soledad del personaje y la orfandad de amistades en el vis a vis de sus prisiones reales o imaginarias.

En cualquier caso, vienen más curvas. Pongan en google “Expediente Royuela.” Más de veinticinco mil seguidores le acompañarán en su visita virtual.

Y prepárense porque, de ser cierto, en nuestro país, el miedo se confunde con la sangre. Hay terror en un dolor de garganta; pánico en el termómetro que detecta la fiebre cada amanecer. Pero, el plasma rojo no se derrama solo con objetos inciso-contusos; para ello acompaña la prensa mercenaria, de la que ya apenas se salva Gregorio Morán.

Y es que esta es una aventura de enanos y gigantes; pero la nuestra, la tragedia de nuestra España, es la de gente bajita –enanos- que nos creímos gigantes.