Bécquer y la Venta de los Gatos

Los restos de Gustavo y Valeriano Bécquer fueron traídos a Sevilla en 1913 y sepultados en la iglesia de la Universidad

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19 jun 2015 / 23:09 h - Actualizado: 20 jun 2015 / 21:39 h.
"Gustavo Adolfo Bécquer"
  • Homenaje del Ateneo a Gustavo Adolfo Bécquer en 1935, delante de la Venta de los Gatos, donde puede verse la lápida colocada en 1928. Joaquín Romero Murube leyó el discurso, y entre los asistentes vemos a Juan María Vázquez, Santiago Montoto y otros ateneístas. Presidió el acto Isacio Contreras Rodríguez, entonces alcalde de la ciudad. / El Correo
    Homenaje del Ateneo a Gustavo Adolfo Bécquer en 1935, delante de la Venta de los Gatos, donde puede verse la lápida colocada en 1928. Joaquín Romero Murube leyó el discurso, y entre los asistentes vemos a Juan María Vázquez, Santiago Montoto y otros ateneístas. Presidió el acto Isacio Contreras Rodríguez, entonces alcalde de la ciudad. / El Correo
  • Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer. / El Correo
    Retrato de Gustavo Adolfo Bécquer. / El Correo
  • Monumento a Bécquer en el Parque de María Luisa. / El Correo
    Monumento a Bécquer en el Parque de María Luisa. / El Correo
  • Estampa de Santiago-sa, fechadas en 1850, que recuerdan hechos vividos en la Venta de los Gatos.
    Estampa de Santiago-sa, fechadas en 1850, que recuerdan hechos vividos en la Venta de los Gatos.
  • Primera página de El Correo de Andalucía del día 10 de abril de 1913, donde se informa de la llegada a Sevilla de los restos mortales de los hermanos Bécquer. En días posteriores, el periódico informó también en primera página de los pormenores de los homenajes dedicados por la ciudad. / El Correo
    Primera página de El Correo de Andalucía del día 10 de abril de 1913, donde se informa de la llegada a Sevilla de los restos mortales de los hermanos Bécquer. En días posteriores, el periódico informó también en primera página de los pormenores de los homenajes dedicados por la ciudad. / El Correo
  • Bécquer y la Venta de los Gatos

{En el camino viejo del cementerio, en la zona actualmente rotulada como avenida de Sánchez Pizjuán, justo al lado del núcleo residencial Las Golondrinas, puede verse una venta titulada de los gatos en memoria del antiguo ventorrillo donde Gustavo Adolfo Bécquer situó una de sus leyendas.

En la segunda mitad de los años sesenta del pasado siglo, el constructor soriano Ramiro Lahoz Abad edificó en la zona el núcleo residencial Las Golondrinas, en honor del poeta, y añadió a su costa la reconstrucción del antiguo ventorrillo y la colocación de un pequeño monumento modelado por el escultor Antonio Illanes.

Con el paso de los años, el ventorrillo ha modificado sus estructuras y lo único que queda es la placa colocada en 1928. Pero hay que reconocer que ya en los primeros lustros del siglo XX, la pequeña casita habilitada como taller de un marmolista y su entorno tenían poco que ver con la descripción escrita por Bécquer en los años sesenta del siglo decimonoveno. Las fotografías recuperan la memoria de la Venta de los Gatos en 1928, cuando fue colocada la placa que aún subsiste y que dice: En esta casita, en tiempos pasados / venta andaluza ocurrieron las escenas / célebres de fiestas, de amores y tragedias / que inspiraron al insigne sevillano, el gran poeta / Gustavo Adolfo Bécquer / su famosa leyenda (La Venta de los Gatos). / Los admiradores del poeta pusieron esta lápida / para perpetuar y recordar / este romántico recuerdo. / Donada por José Suárez Durán / marmolista de esta Casa / Enero 1928.

Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, recuerdan que la iniciativa de colocar la placa fue del modesto escritor sevillano Manuel Díaz Martín. Y ellos, con anterioridad, en 1911, costearon de su peculio el monumento a Bécquer del parque de María Luisa, realizado por el escultor Lorenzo Coullaut-Valera, sobre un basamento de Juan Talavera Heredia y Federico Bechini.

Otra fotografía recuerda el homenaje a Bécquer organizado en 1935 por un grupo de escritores, entre los que pueden identificarse a unos jóvenes Joaquín Romero Murube, leyendo, Santiago Montoto y Juan María Vázquez. Presidió el acto Isacio Contreras Rodríguez, entonces alcalde de la ciudad.

BIOGRAFÍA BECQUERIANA

Gustavo Adolfo Claudio Domínguez Bastida (Bécquer); Sevilla, 17 de febrero de 1836 - Madrid, 22 de diciembre de 1870, poeta español. Junto con Rosalía de Castro, es el máximo representante de la poesía posromántica, tendencia que tuvo como rasgos distintivos la temática intimista y una aparente sencillez expresiva, alejada de la retórica vehemencia del romanticismo, según afirma una de las varias biografías que se encuentran en la red. La obra de Bécquer ejerció un fuerte influjo en figuras posteriores como Rubén Darío, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez y los poetas de la generación del 27, y la crítica lo juzga el iniciador de la poesía española contemporánea. Pero más que un gran nombre de la historia literaria, Bécquer es sobre todo un poeta vivo, popular en todos los sentidos de la palabra, cuyos versos, de conmovida voz y alada belleza, han gozado y siguen gozando de la predilección de millones de lectores.

Hijo y hermano de pintores, quedó huérfano a los diez años y vivió su infancia y su adolescencia en Sevilla, donde estudió humanidades y pintura. En 1854 se trasladó a Madrid, con la intención de hacer carrera literaria. Sin embargo, el éxito no le sonrió; su ambicioso proyecto de escribir una Historia de los templos de España fue un fracaso, y sólo consiguió publicar un tomo, años más tarde. Para poder vivir hubo de dedicarse al periodismo y hacer adaptaciones de obras de teatro extranjero, principalmente del francés, en colaboración con su amigo Luis García Luna, adoptando ambos el seudónimo de Adolfo García.

Durante una estancia en Sevilla en 1858, estuvo nueve meses en cama a causa de una enfermedad; probablemente se trataba de tuberculosis, aunque algunos biógrafos se decantan por la sífilis. Durante la convalecencia, en la que fue cuidado por su hermano Valeriano, publicó su primera leyenda, El caudillo de las manos rojas, y conoció a Julia Espín, según ciertos críticos la musa de algunas de sus Rimas, aunque durante mucho tiempo se creyó erróneamente que se trataba de Elisa Guillén, con quien el poeta habría mantenido relaciones hasta que ella lo abandonó en 1860, y que habría inspirado las composiciones más amargas del poeta.

En 1861 contrajo matrimonio con Casta Esteban, hija de un médico, con la que tuvo tres hijos. El matrimonio nunca fue feliz, y el poeta se refugió en su trabajo o en la compañía de su hermano Valeriano, en las escapadas de éste a Toledo

La etapa más fructífera de su carrera fue de 1861 a 1865, años en los que compuso la mayor parte de sus Leyendas, escribió crónicas periodísticas y redactó las Cartas literarias a una mujer, donde expone sus teorías sobre la poesía y el amor. Una temporada que pasó en el monasterio de Veruela en 1864 le inspiró Cartas desde mi celda, un conjunto de hermosas descripciones paisajísticas.

Económicamente las cosas mejoraron para el poeta a partir de 1866, año en que obtuvo el empleo de censor oficial de novelas, lo cual le permitió dejar sus crónicas periodísticas y concentrarse en sus Leyendas y sus Rimas, publicadas en parte en El museo universal. Pero con la revolución de 1868, el poeta perdió su trabajo, y su esposa lo abandonó ese mismo año.

Se trasladó entonces a Toledo con su hermano Valeriano, y allí acabó de reconstruir el manuscrito de las Rimas, cuyo primer original había desaparecido cuando su casa fue saqueada durante la revolución septembrina. De nuevo en Madrid, fue nombrado director de la revista La Ilustración de Madrid, en la que también trabajó su hermano como dibujante.

El fallecimiento de éste, en septiembre de 1870, deprimió extraordinariamente al poeta, quien, presintiendo su propia muerte, entregó a su amigo Narciso Campillo sus originales para que se hiciese cargo de ellos tras su óbito, que ocurriría tres meses después del de Valeriano.