Belén Esteban no tiene ni pizca de gracia, no que queda ni un gramo en el depósito. Resulta desagradable escuchar sus gritos en televisión, ver las muecas que hace de forma insistente al desaprobar la opinión de sus compañeros, comprobar que la forma de mirar se encuentra entre lo arrogante y lo chulesco. Si alguna vez esta mujer fue simpática o agradable ya lo tenemos olvidado.
Belén Esteban nunca ha destacado por su inteligencia, ni siquiera por su astucia. De hecho le han estafado por el camino alguna vez. Belén Esteban nunca ha destacado por su cultura y el que escribe no cree que sepa colocar en el mapa una gran capital europea o sea capaz de entender un texto medianamente complejo. Ni sencillo. Que se vendan patatas fritas con su imagen y que en los camiones de la empresa que las comercializan se cubran con una fotografía de esta mujer no la hace más inteligente, ni más astuta. Tal vez algo más adinerada..., pero sin gracia, sin interés y cubierta por un manto cateto.
Sigue recuperándose de la lesión que se produjo mientras intervenía en un programa de televisión aunque; por ejemplo, hoy; asiste a ese mismo programa para colaborar... dando voces, apostillando cualquier cosa que dicen sus compañeros de forma grosera y para decir una sandez detrás de otra.
La televisión basura en España no tiene remedio y sigue exprimiendo los mismos limones que han funcionado durante años. No parece que el zumo sea abundante ni de buena calidad aunque en esa televisión basura esas cosas se convierten en combustible.
Y aquí seguimos mientras el mundo se va al garete mirando la televisión sin ton ni son.