Imran Khan es el nombre del primer ministro paquistaní. Pakistán está señalado como el sexto país del mundo más peligroso para las mujeres. Las agresiones sexuales han aumentado en los últimos tiempos hasta lo insoportable. Respecto a la igualdad de género, Pakistán es el segundo peor país del mundo. Pues bien, Imran Khan dice que «Si llevan poca ropa (las mujeres) tiene un efecto, los hombres no son robots». Una alhaja de primer ministro porque se refiere a las violaciones.
Parece que este hombre quiere decir que las mujeres, instaladas en su perversidad más profunda, lo que hacen es provocar a unos pobres hombres que se encuentran con la tentación más descontrolada frente a frente: una mujer que viste una blusa con escote, una mujer que enseña el pelo, una mujer que enseña la pantorrilla o, lo que es mucho peor, una mujer que sonríe. En realidad, encontrarse con una mujer (a secas) ya es motivo suficiente para que esos seres humanos tan presionados por las circunstancias demuestres que no son robots y violen a la primera mujer que se cruza en su camino.
En países como España, la inmensa mayoría de hombres y mujeres, escuchamos estas cosas con estupefacción y nos parece mentira que sigan ocurriendo en otros lugares del mundo. Y eso significa que vamos por el buen camino, que aunque queda mucho por hacer hemos sido capaces de progresar para ser mucho más tolerantes, para tener claro que la igualdad y equidad debe imperar en la sociedad compuesta por hombre y mujeres de distintas orientaciones sexuales. Afortunadamente, nos llevamos las manos a la cabeza escuchando cosas como las que ha dicho el primer ministro paquistaní y nos horroriza pensar en una sociedad en la que la violencia de género tenga una envergadura tan grosera y tan peligrosa, en la que agredir a una mujer esté justificado.
Imran Khan no piensa en su madre, o en su hermana o en sus hijas, o en sus buenas amigas, cuando dice estas cosas. Ningún hombre dispuesto a justificar una agresión sexual o a dar la razón a alguien que ataca a una mujer puede pensar en las mujeres que le han traído al mundo, en las que han traído a tus hijos o las que más te han amado de todo el universo. Cualquier hombre que piense en ellas no puede pensar en el varón como víctima inofensiva si realiza un acto tan brutal como es agredir a una mujer o tratarla como si fuese una persona de segunda clase.
Las mujeres pueden ir vestidas como les dé la gana. Pueden mirar como les dé la gana. Pueden hablar como les dé la gana. En definitiva, las mujeres pueden comportarse como lo han hecho los hombres durante siglos, esto es, como les dé la gana. Es así de sencillo.