Dicen que el otoño es triste, sombrío, algo monótono. Dicen que en la batalla de la nostalgia frente a la ilusión, vence la primera. La alegría, la satisfacción, son patrimonio de la primavera, del verano, dicen... Para mí, la primavera es cursi y el verano decididamente hortera. Supongo que la frase no es mía. Algún inglés observador, de esos ataviados elegantemente en otoño, invierno, cuyos hábitos, paradójicamente, desentonan sobremanera al llegar la canícula, la expondría antes que yo. Personalmente, el otoño provoca en mi cierta melancolía. Los días cortos, las groseras nubes oscureciendo el cielo, la lluvia. Sin embargo, los tonos del campo resplandecen con la distinción de los mates; los verdes, los ocres, los marrones, todos en todas sus tonalidades posibles, nos brindan el gran espectáculo de la naturaleza otoñada, la belleza opaca, rojiza. De nuevo, comparando, la primavera es cursi; tanta flor, tanto colorín, tanto brillo, no es asumible dentro de un rigor estético sobrio, mundano.
Vuelvo al campo, huyo de la campaña electoral, de los telediarios, de las tertulias convenientemente dirigidas, de las discusiones sobre quién debe gobernar. Temprano, en la amanecida, oigo dos tiros. Una escopeta. Más tarde, en el bar del pueblo, me encuentro con el panadero y un humildísimo labrador. Llevan un par de perdices en la percha. Disparos certeros del segundo. Hoy mismo las desuellan, las limpian y se las dan a la mujer del primero. Oigo como se relamen con el almuerzo que les espera mientras disertan sobre el lance.
Si hubiera titulado el artículo otoño caliente, en lugar de otoño cálido, les hubiera tenido que aburrir a ustedes con los dichosos comicios navideños, o con la traición de una parte del parlamento catalán a la legalidad, suma y sigue. Acaso con el discurso, correcto, pero no ejecutivo, del Presidente ante dicha situación.
¿Y las encuestas...?, para todos los gustos ¿verdad?; aun así, con varias directrices claras. Los análisis de las tendencias políticas a la luz de los sondeos vienen cargados de pompa dialéctica, ampulosas reflexiones, cuando en realidad son sencillos: Ciudadanos y su presidente, los mejor valorados y a un tris de hacerse con la mayoría, simple. ¡Ya está!, ni más ni menos. Aquí, en Andalucía, su representante, Juan Marín, trabaja duro cotidianamente para cargarse dicha posibilidad, dicha mayoría. Mayoría en potencia pues.
Dos tiros, un par de perdices, dos hombres, dos mujeres, dos matrimonios sencillos, ajenos a todo ello, se reúnen en casa para saborearlas convenientemente estofadas por una de ellas. Fuera, algo de lluvia, no demasiado frío y el calor, el calor del otoño. Sigo mi paseo...