La Fundación Pablo VI ha organizado una serie de conferencias sobre el Mundo post COVID-19, la de la semana pasada ha contado con la participación del Cardenal Juan José Omella y Luis de Guindos coordinados por el periodista Fernando de Haro. En todos ellos Jesús Avezuela, Director General de la Fundación Pablo VI, ha hecho las correspondientes introducciones y ha trasladado a los ponentes las preguntas que dirigían los seguidores de estos Foros.
En este último Foro nos ha acercado a un tema tan sensible como actual: Una nueva globalización.
Para que lo anterior tenga sentido es necesario cumplir con una doble dimensión, el cambio y la proyección.
Es necesario cambiar y hay que hacerlo en tres niveles, el económico, el político y el personal, si esto se logra habrá un cambio social que nos permitirá a las personas a vivir mucho mejor y alcanzar, de verdad, una gran solidaridad. Pero, esto también precisa de un doble vector, la libertad y la creatividad.
Solidaridad no es igual a igualitarismo y mucho menos a iniciar un proceso en donde este doble vector quede anulado y sometido a una política populista y radical. Al contrario, solidaridad, es la búsqueda de la dignidad y ésta no es posible si no nace de la creatividad y de la libertad.
Es cierto y, además, necesario el emprender un camino que lleve a la sociedad a un cambio porque nuestro mundo tal y como está concebido actualmente puede autodestruirse.
En mis artículos en El Correo de Andalucía he dejado escrito el camino del cambio; pero en el de hoy quiero trasladar a mis lectores y la sociedad que el cambio apremia y que no se puede demorar.
El nivel económico debe de transformarse, ha sido muy interesante la iniciativa del Presidente de la CEOE, Don Antonio Garamendi, al organizar un foro que comenzó el pasado día 15 de junio y concluirá el día 25 de junio.
La visión de los empresarios que han pasado hasta este momento pone en evidencia la voluntad y el compromiso de generar un nuevo marco económico, basado en la realidad y en la concreción de iniciativas económicas y sociales que pueden ayudar a que las personas, a través de su trabajo, puedan alcanzar un alto nivel de dignidad.
Existe una interrelación muy positiva entre inversión económica y desarrollo social. Los empresarios lo tienen claro y apuestan por ello; pero para que esto pueda realizarse es preciso y necesario un marco legal y jurídico, impulsado por los responsables políticos, que ampare la visión económica del tejido empresarial.
En el dialogo entre Fernando de Haro, Luis de Guindos y el Cardenal Omella ha surgido, de manera explícita, la necesidad de que la economía se base en los principios de una economía social de mercado. Una economía que genere riqueza social. Esta perspectiva encaja perfectamente con lo que los emprendedores empresariales están transmitiendo en sus ponencias en el Foro de la CEOE.
La economía debe estar en sintonía con la libertad y con la creatividad, ya que sin este doble vector no se pondría en marcha ningún proyecto empresarial. El tejido empresarial precisa de un espacio jurídico que apoye sus iniciativas; al mismo tiempo que es altamente consciente de que la economía, desde la perspectiva de una nueva globalización, implica salvaguardar al mundo de las atrocidades que se pudieran cometer destruyéndolo poco a poco. Esto es solidaridad.
Escuchando a los ponentes del Foro de la Fundación Pablo VI y a los empresarios en el Foro de la CEOE nos podemos percatar que están en sintonía con lo que la Encíclica Laudato si, que por cierto celebramos su quinto aniversario en estas días, nos señala, "después de un tiempo de confianza irracional en el progreso y en la capacidad humana, una parte de la sociedad está entrando en una etapa de mayor conciencia. Se advierte una creciente sensibilidad con respecto al ambiente y al cuidado de la naturaleza, y crece una sincera y dolorosa preocupación por lo que está ocurriendo con nuestro planeta. El objetivo no es recoger información o saciar nuestra curiosidad, sino tomar dolorosa conciencia, atrevernos a convertir en sufrimiento personal lo que le pasa al mundo, y así reconocer cuál es la contribución que cada uno puede aportar".
En el nivel político precisamos a personas con alturas de miras. Son necesarios constructores de liderazgo compartido. Entristece ver que no existe una verdadera voluntad de entendimiento y todo está condicionado a la ideología. Desde luego, una nueva globalización, es imposible si los responsables políticos se quedan anclados en los principios ideológicos. Deberían tomar como ejemplo al tejido empresarial que está reflexionando sobre cómo establecer un camino que lleve a posibilitar la dignificación de las personas a través del trabajo. Tienen conciencia social y vislumbran que la economía debe de regirse, entre otros principios, por el de la generación de riqueza social. El Cardenal Omella insistió en el Foro impulsado por la Fundación Pablo VI en la necesidad de que exista entendimiento entre las personas con responsabilidades sociales en todos los ámbitos de la sociedad.
Quizá, los políticos, deberían de dedicar un tiempo a escuchar lo que el tercer sector dijo en el Foro impulsado por la prestigiosa escuela de negocios ESADE, aunque animo también a mis lectores a pinchar los siguientes enlaces.
El liderazgo compartido fue un eje esencial en este foro y sirvió para reconocer que sin esta manera de liderar es imposible avanzar hacia una sociedad más coherente que genere riqueza social, en donde la libertad y la creatividad deben de marcar los proyectos sociales promovidos por el Tercer Sector, animando a los políticos y a los empresarios a que impulsen los valores del liderazgo compartido. La solidaridad es generar personas que quieran trabajar en equipo, proyectando un perfil de líderes que crean en que solamente se podrá articular una nueva globalización si se comparte lo mejor de nosotros mismos.
En el nivel personal tenemos que esforzarnos por implicarnos en todos aquellos temas que puedan ayudar cambiar el mundo, estando atentos a no destruir nunca los logros alcanzados desde la libertad y desde la creatividad. Solidaridad es ayudar a establecer una sociedad con personal libres y creativas que saben respetarse y respetar a los demás.
La proyección desde la economía, la política y las personas tiene que llevarnos a un mundo más solidario, en donde se pueda crecer con dignidad, debemos dignificándonos unos a otros. Busquemos entre todos una nueva globalización.
Les invito a que sigan las reflexiones de Don Luis de Guindos y del Cardenal Juan José Omella en el siguiente enlace, merece la pena dedicar un tiempo a escuchar lo que ambos han dicho. https://www.youtube.com/watch?v=9P76aiPJDR8&feature=youtu.be