El Festival Internacional de Cante y Música de Granada ha programado para el día 6 de este mismo mes una gala, Andalucía Flamenca. Cantes de mujer, que es un despropósito, porque no existen cantes de mujeres ni de hombres, sino el cante. ¿Se imaginan la que se formaría si se hiciera un festival de cantes para hombres, con solo hombres en el cartel? Ardería Roma. El cante nunca fue cosa exclusivamente de los hombres, ni siquiera en sus orígenes, pero hay quienes se empeñan en decir que sí, que el flamenco es un arte machista. No se puede emplear ni un solo euro público para manipular a la afición con este asunto. Además, en el cartel de Granada hay diez cantaoras y solo una no es gitana, la almeriense Rocío Segura. ¿Se imaginan que fuera al revés? Hay otra curiosidad en este cartel, el hecho de que si es un homenaje a la mujer flamenca no haya ninguna mujer guitarrista, cuando hay unas cuantas muy buenas. Tampoco hay palmeras, solo palmeros.
El flamenco ha llegado a tal grado de estupidez, que da pena. Hace dos años me dijeron que en uno de los festivales del verano, de un pueblo de la provincia de Sevilla, el Ayuntamiento exigió que lo presentara una mujer, sí o sí. Naturalmente que hay muchas mujeres que son capaces de presentar un festival de verano, pero, ¿por qué tenía que ser una mujer en este caso concreto? Porque el el Ayuntamiento de ese pueblo estaba gobernado por Izquierda Unida, solo por eso. Ya saben, la cosa ideológica. Prohibido que la cita flamenca la presente un hombre. Todo esto partió de la Junta de Andalucía, desde donde una señora flamencóloga comenzó a reclutar a flamencas feministas para el proyecto de ajustar cuentas con los flamencos machistas de la historia de este arte.
Algunas se negaron a tal indignidad, pero otras no y desde entonces venimos viendo muchas barbaridades del movimiento feminista flamenco. Hace años la Junta de Andalucía organizó un congreso sobre la Niña de los Peines en Sevilla. Yo acababa de publicar su biografía, La Niña de los Peines en la Casa de los Pavón (Signatura Ediciones, 2000), premiada en Madrid como Mejor Libro Flamenco del Año por la revista audiovisual Flamenco Hoy, del desaparecido Alfonso Eduardo Pérez Orozco. A pesar de eso, una feminijonda influyente me dejó fuera del congreso. Ese día supe que llegaría pronto lo que está ocurriendo, cosas como lo de Granada y otras que os costaría trabajo creer.
¿A dónde nos lleva esto? A crear una división en el flamenco entre mujeres y hombres, que nunca existió.