Carta a los niños de la bandera

Han pasado 40 años y tenemos toda la autonomía que deseábamos más las ayudas europeas en infraestructuras. Pero nos falta lo esencial: que las instituciones funcionen, que el pueblo soberano esté bien representado y que haya Justicia

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08 dic 2017 / 10:24 h - Actualizado: 08 dic 2017 / 10:27 h.
"Andalucía eterna"
  • Los niños con la bandera de Blas Infante. / El Correo
    Los niños con la bandera de Blas Infante. / El Correo

Han pasado 40 años de aquel día 4 de diciembre de 1977. No teníamos nada de lo que tenemos ahora y los andaluces salimos entonces a la calle dispuestos a conquistar el sueño de la autonomía plena. La manifestación de Sevilla iba precedida por un grupo de niños portando la bandera emblemática de Blas Infante, cedida por sus hijas, depositarias del símbolo, para que la portaran como homenaje los hijos de algunas personas que habían luchado por su significado. Los dos muchachos que iban en la cabecera, los dos mayores, con 15 y 13 años, eran nuestros hijos Francisco y Nicolás. A su lado, los hijos y nietos de Antonio Burgos, José Luis Ortiz de Lanzagorta, Manuel Ruiz Lago, Fernando Repiso, Juan Álvarez-Ossorio y Barrau, Emilio Lemos, del fallecido José María Osuna, varios biznietos de Blas Infante y otros chicos. Y custodiándolos hasta el punto de salvarlos de las pedradas de gente de Fuerza Nueva, apostadas en La Adriática, miembros de la escolta personal de Santiago Carrillo... En sus brazos los metieron en el Ayuntamiento bajo el diluvio de pedradas y naranjazos. Tuvieron la suerte que no tuvo Manuel José García Caparrós, un estudiante malagueño que murió con la espalda atravesada por una bala que 40 años después no se sabe oficialmente quién disparó... Fue el mártir del 4D.

Han pasado 40 años. Mucho ha llovido. Sobre todo han llovido miles de millones de euros de la Unión Europea que han permitido las infraestructuras que hoy disfruta Andalucía. También han permitido otras cosas... Y han llovido también los sueños que tuvimos en 1977, es decir, tenemos una representación en las Cortes de España de 62 diputados, y otra representación en el Senado de 41 senadores. Sumamos ocho provincias. Somos, con Castilla-La Mancha, las comunidades más extensas. Si los diputados y senadores andaluces ejercieran territorialmente, seríamos los primeros, pero obedecen a sus partidos. Luego tenemos un Parlamento andaluz con 95 diputados. Y un Tribunal Superior de Justicia, y unas Audiencias provinciales. En el Tribunal Superior de Justicia ignoro si ya hay despachos, mesas, sillas y teléfonos para todos los jueces... En la Audiencia Provincial de Sevilla, por citar un ejemplo, existe un desbordamiento total que encima espera medio centenar de macrojuicios para los que no cuenta con medios suficientes... Y si hablamos de los juzgados, se nos saltan las lágrimas... Y no digamos de la situación de los juzgados de la cláusula suelo... Los pleitos se eternizan. La Justicia lenta, lentísima, se convierte en flagrante injusticia...

Han pasado 40 años. Los niños que portaron la bandera con infantil ilusión ya son hombres y mujeres hechos y derechos. Mis dos hijos, Francisco y Nicolás, ya tienen 55 y 53 años. Han sido testigos de la vida política andaluza y se sienten orgullosos de un hecho insólito, único en la historia moderna andaluza: fueron protagonistas de una ilusión colectiva... Y 40 años después me dicen, doloridos, que el sindicalista Eduardo Saborido tiene toda la razón del mundo al denunciar que, 40 años después del 4D, siguen en Andalucía la losa sangrante del paro y la hiriente desigualdad social... ¡Esa es la verdad!

La comunidad andaluza cuenta hoy con todos los medios políticos que ganó a pulso y sangre el 4D. Pero le falta la voluntad política y social para ejercer sus verdaderos poderes. No pintamos nada en la España autonómica. No hemos tenido, salvo excepciones, políticos de verdad. Todo un récord en 40 años...

Y sin embargo, hay que clamar porque Andalucía no es una región subdesarrollada, como creímos durante el franquismo. Andalucía es y hay que gritarlo a toda voz, una región en creciente decadencia... A principios del siglo XIX aportábamos al PIB nacional el 25,7 por ciento, frente a una Cataluña con el 8,7 y un País Vasco con el dos por ciento. Y así estuvimos desde el Renacimiento (Puerto de Indias) hasta el Desastre del 98, cuando los Gobiernos de Madrid desviaron hacia Cataluña, País Vasco y Madrid todas las riquezas llegadas de las colonias perdidas: Cuba, Puerto Rico, Filipinas... Ahí comenzó el auge del Norte y la decadencia del Sur... Luego serían Franco y la Transición Política quienes decidieron apoyar al Norte y arruinar a los andaluces y extremeños. Franco les dio el monopolio textil (Tarrasa), el petróleo (Tarragona) y la industria básica (SEAT). Y a los labradores andaluces les impuso precios políticos para hacer de España el paraíso turístico de Europa... Así, se pagaba el dólar a nueve pesetas a los exportadores andaluces de vinos, aceitunas y metales, cuando se cobraba a 60 pesetas por el Estado. Y todo para reinvertir en Cataluña, País Vasco y Madrid. Igual sucedió con el dinero enviado a España por los emigrantes, más de un tercio andaluces.

Los andaluces hemos soportado en silencio vejaciones intolerables. Pero los andaluces somos seres universales por mezclas de razas, de civilizaciones... Eso es lo que nos diferencia de la gente del Norte. Y lo toleramos todo. La primera vez que nos pisotearon fue en 1248, cuando la Reconquista. Fernando III impuso el exilio forzoso de los sevillanos musulmanes que llevaban 536 años en Sevilla, y el llamado repoblamiento de todo el reino de Sevilla con las gentes de sus mesnadas conquistadoras. Gentes de toda la península que crearon una sociedad nueva y única en el mundo, fundadores de la idiosincrasia dual que aún sufrimos. Y luego hubo más repoblamiento europeo durante el Renacimiento. Y otras vez en el primer tercio del siglo XX...

Los niños de la bandera del 4D ya son hombres y mujeres. Ellos son los únicos testigos que pueden decir la verdad.