¿Cautelares? Sí, gracias

Las medidas cautelares fueron dictadas en julio de 2010 para proteger a la víctima –el Betis– de los presuntos desmanes cometidos por sus anteriores dirigentes, pendientes de juicio por la vía Penal y de sentencia en los Juzgados de lo Mercantil, donde en breve se conocerán las resoluciones sobre la culpabilidad del concurso de acreedores al que abocaron al club Lopera y Oliver y la titularidad de las acciones de la SAD, que parece probado que no fueron desembolsadas en su momento conforme marca la ley.

La administración judicial se hizo cargo del Betis en diciembre de 2010, con el equipo en Segunda división y una deuda que rondaba los 90 millones de euros y ponía en peligro la supervivencia de la centenaria entidad. Hoy, a pesar de algunos errores cometidos en materia deportiva, el club está en Primera división, en agosto cancelará sus deudas con Hacienda y las restantes podrá afrontarlas sin excesivas apreturas, gracias a la eficiente gestión económica de los últimos consejos judiciales, por lo que parece descabellado que tales medidas se puedan levantar justo en el momento en que ha finalizado la instrucción y debe estar próximo a comenzar el juicio por administración desleal y delito societario contra Manuel Ruiz de Lopera, al que la juez Alaya considera responsable de haber causado un perjuicio al Betis de más de 25 millones de euros. Es por ello que el mantenimiento de las cautelares, ratificadas en varias ocasiones ya por la propia Audiencia, parece la medida más apropiada mientras se resuelven los distintos pleitos que se dilucidan en los Tribunales. ¿Cautelares? Sí, gracias. Lo dicta el sentido común. Por el bien del Betis.