Los medios y los días

Cautivo y desarmado el virus...

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29 dic 2020 / 04:00 h - Actualizado: 29 dic 2020 / 04:00 h.
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  • Un sanitario de la residencia recoge la caja con las dosis de la vacunas durante el primer día de vacunación contra la Covid-19 en España. / E.P.
    Un sanitario de la residencia recoge la caja con las dosis de la vacunas durante el primer día de vacunación contra la Covid-19 en España. / E.P.

Vaya, vaya, qué algarabía en los medios de comunicación con esto de la vacuna. Alguien debe haber dado la consigna: oye, chicos y chicas, mucho alborozo, mucha alegría que todavía queda bastante personal reacio a pincharse y su dinero ha costado la medicina más rápida jamás contada.

La consigna se ha completado con esta orden: alegría, sí, pero controlada que aún no es orégano todo el monte. He escuchado informaciones contradictorias referidas a una misma residencia de ancianos, un periodista dice que algunos no se quieren vacunar y otro afirma que todos están deseando pincharse. Desde luego estamos tan acojonados ya a estas alturas con el virus, sus cepas más la borrasca Bella que la presentan como una bestia, que ya se vacuna uno hasta contra la costumbre de andar para delante. “Aquí tiene usted mi brazo, musculoso, pinche y a otra cosa, alabada sea la ciencia, sea por siempre bendita y alabada”.

“Parte de guerra del generalísimo ministro de Sanidad. Cautivo y desarmado el ejército de virus rojos procedente de China, las jeringas de nuestros laboratorios occidentales han alcanzado sus últimas posiciones. Esto es el principio del fin de la guerra”.

Dicen los expertos que da igual que el virus haya mutado porque la vacuna muta también. Después, algunos empiezan a puntualizar que ya veremos. Creo que es lo más sensato, están hartos de decirnos que la vacuna de la gripe todos los años la publican en versión corregida y aumentada por las variaciones del virus y este Sars Cov2 que es de la misma familia resulta que muta pero la supervacuna que nos están poniendo está preparada para leerle el pensamiento al virus, creo que Darwin no saldría de su asombro, una vacuna hecha por un ser llamado humano que como sapiens tiene como mucho 300.000 años, ha fabricado un artilugio capaz de leerle la mente a una criatura que puede tener, como mínimo, el doble de la edad de los humanos y que seguramente ni ella misma sabe lo que va a hacer antes de hacerlo para sobrevivir.

Un médico con el que tengo confianza me dijo hace algún tiempo que había agarrado y soltado el covid, que había estado muy malito, y que se da la circunstancia de que al microbio le pueden gustar más las personas de vida sana que las de vida sedentaria, si será listo el elemento éste, como que debe encerrar en él la sabiduría milenaria china que no ha podido ni aplicarle su milenaria medicina que está inventada para cositas menores de relax y dolorcitos pero cuando llega algo verdaderamente grave tiene que echar mano de la ciencia occidental.

El capitalismo farmacológico está empezando a frenar el avance del virus rojo maoísta que nada más salió de China empezó a adaptarse a donde fuera. Me recuerda a esos políticos y gestores en general -en la universidad conozco a varios- que se apuntan a aquello de “estos son mis principios y si no le gustan tengo más”. El virus tiene una estructura pero cuando no le gusta el panorama para su subsistencia la cambia el pajolero. Salvando las distancias, me recuerda a la ministra Montero que cuando era consejera de Hacienda en la Junta le pedía al ministro de Hacienda para Andalucía lo que ella después se pudo pedir a sí misma pero para sobrevivir como ministra tenía otros principios que les gustaban más a sus jefes machos. Menos mal que no se rinde ante los otros machos que se ríen de su habla sevillana. Esperemos que no le pida Sánchez que se nos ponga fisna que es capaz de hacerlo.

De nada le va a servir al virus cambiar de idioma porque donde se ponga una vacuna occidental que se quiten los bichos rojos, éste ya empieza a estar cautivo y desarmado.