Celis y José Luis Sanz aprenden sevillanas

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05 sep 2021 / 04:26 h - Actualizado: 04 sep 2021 / 10:29 h.
  • Celis y José Luis Sanz aprenden sevillanas

Andan todos esperando que el Alcalde de Sevilla se pronuncie sobre la Cuaresma o Feria venideras, como si Juanito Espadas estuviera pensando en eso, develando el color y la textura de la tela del sofá donde deponía como Regenta de las últimas horas de la rosa, Susana Diaz.

Mientras teje y desteje, rodeado de los que siempre tuvo enfrente, no deja de sorprender la ingenuidad de pretender que tamaño interrogante lo resuelva nuestro primer edil, y más ahora, ocupado a tiempo parcial y sólo a veces en nuestra ciudad, cuando pasa por el cruce del Centro Comercial El Lago, en la pausa de su transcurso entre Albox y Jerez de la Frontera.

Ya ni siquiera podemos hacerle la pregunta a Amigo Vallejo, que desertó del calor como el menda hacia Chipiona, al modo de los toldos de Zoido que huyeron de Sierpes por Agosto; como tampoco a Lola Montero, sí, aquella pitonisa de Canal 47, en la previa a la sesión golfa con que Emilio Nieto solazaba la penumbra húmeda de la tórrida urbe.

Aquí todo lo trascendente lo resuelve el CECOP, (vaya nombre que le dieron al engendro), que la palabra órgano la reservo para nuestro recordado José Enrique Ayarra.

Si Vdes. quieren saber si habrá atascos por el Puente hacia la Feria en Abril del año que viene, pregunten en las dos Academias de Baile donde militan nuestros candidatos, que hay que saber la quinta, para cuando el desierto se torna madrugada en el albero del real.

Hay quien pronostica que la Feria será impar como los taxis. Unos días los de la A, otros los de la R; tal vez béticos, tal vez sevillistas, no sé, que bien harían los candidatos en montarse en ellos y no en los Cabify, que luego los primeros van y te ganan los pleitos como Antonio Velarde a Susi tras el Mitín de San Juan.

Los pasos flamencos se enseñan ahora entre tinieblas y se lucen en su momento procesal oportuno, al modo de los entrenadores personales en los gimnasios de postín en la previa de la operación bikini.

Yo sólo sé que mi Mari me dice que, sí o sí, ella baila, aunque sea sola.

No somos nadie, y menos el Ayuntamiento.

Hemos permitido, sumisos, que nos hayan abandonado los mejores. Unos por críticos e insobornables como Amalia Fernández Lérida; otros por los sinsabores de la biología, como Tomás Balbontín o Antonio de la Torre, en las Cátedras que revelan las lápidas del urbanismo impuestas a la ciudad del incienso y el olor a canela, tras los volantes y en los delantales azules de las monjas de las colas del hambre.

Parece que todo dependerá de la buena compañía, por más que el popular ya tiene cónyuge fija en la caseta de Vox y Fonsito busca novia y hasta se muda, -que yo no hubiera dejado Triana-, sea Teresa o el Coletas.

Pero lo importante es el CECOP., ese ilustre Comité de Sabios, del que no sabemos ni quienes son. Fernando Simón se inspiró en ellos y ya ven como ha acabado, a la búsqueda de un micrófono y desaparecido como las cartas de papel y los servilleteros de mesones y bares o el tocino de cielo de Becerra, que yo siempre fui más de dulce que de montaitos de melva.

En fin, aclarénse que mi niño quiere salir junto a su Cristo de los Gitanos, y los guantes blancos y la túnica morada de 2.020, ya se le están quedando chicos...

Conque eso.