La dignidad personal y Chayo Mohedano son como el aceite y el agua. Resulta penoso asistir a espectáculos como el que han protagonizado ella, su marido y los responsables de la productora La Fábrica de la Tele. Todo ha sido cutre, sucio, casposo y propio de esa España pachanguera y vergonzosa que hemos sufrido durante siglos.
Andrés Fernández, marido de Chayo Mohedano, interpuso una demanda por la vía penal contra La Fábrica de la Tele. Afirmó que los implicados en la ‘Operación Deluxe’ serían condenados. Hoy se ha celebrado el juicio en el Juzgado 32 de lo Penal de Madrid. Hasta aquí, todo parece correcto. Pero veamos con atención lo que ha sucedido durante estos meses atrás.
De momento (según el youtuber Telesalseo) las partes han llegado a un acuerdo millonario y la productora ha aceptado todas las demandas realizadas por el marido de Chayo Mohedano. Esas demandas eran económicas e incluían el reconocimiento del delito y la petición de perdón público. Muy bien. Pero el matrimonio había estado cacareando que lo que querían era justicia y que no le pasara a nadie lo que ellos mismos estaban sufriendo con un dolor inmenso. Y, sin embargo, han sacado tajada y eso tan romántico de la justicia y del amor fraterno se han ido a tomar un tinto de verano, a lo importante la han dado por el riau.
No se puede vender que demandas a otros buscando justicia y luego conformarte con la pasta. Haces el ridículo y quedas como Cagancho en Talavera. ‘Queremos justicia para que nadie vuelva a sufrir lo que nosotros hemos sufrido porque una cadena le interesaba anularnos profesional y personalmente, ganando con la publicidad y audiencias mucho dinero’ es lo que se puede leer en uno de los mensajes que Chayo Mohedano publicó en redes sociales. Ahora que es ella la que gana mucho dinero ya no importa esa justicia universal, ese amor por el prójimo. La dignidad se pisotea, así, con total naturalidad, sin que nadie se despeine.
La Fábrica de la Tele, efectivamente, ha demostrado tener unos cimientos podridos y peligrosos. Es una vergüenza la forma de trabajar y de resolver que están mostrando. Pero lo de los otros es de traca, por mucho que lo intenten maquillar es nauseabundo. Todo lo que rodea un tipo de televisión en concreto lo es.