Los medios y los días

Chusma no, pueblo sí

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05 oct 2020 / 04:00 h - Actualizado: 05 oct 2020 / 04:00 h.
"Los medios y los días"
  • Chusma no, pueblo sí

Hay mucho sujeto jugando con fuego en España, en Andalucía, en Sevilla, en las Tres Mil Viviendas, en Utrera... Por algo existen las ferias, romerías, procesiones, partidos de fútbol, discotecas, etc. Son los recreos para que determinada gente -que es gentuza- suelte sus energías, sus traumas, sus frustraciones, que nada tienen que ver con ninguna de las citadas u otras celebraciones sino con sus mediocres vidas y esa bilis y malestar internos que se van acumulando en quienes no son capaces de mirar dentro de sí ni de pensar y sentir en clave social.

Para qué nos vamos a engañar, toda esa gente que nos pone en peligro a los demás son chusma, hay que distinguirla del pueblo ciudadano, de la mayoría, que no es un rebaño, sino que sabe que vive en sociedad y debe mirar por su seguridad y la de los demás.

La chusma debería ser apartada de las calles e internada en campos de concentración pero eso es muy difícil hacerlo, primero porque los frustrados son peligrosos, tienen dentro de sí una agresividad derivada de su cobardía interna para afrontar las responsabilidades de la vida que provoca que si les llamas la atención encima te agredan o te maten y si te defiendes y les haces algún daño te buscas un disgusto doble: el del daño físico personal y el de la justicia que encima carga contra ti.

Tampoco los políticos van a dar órdenes estrictas de cargar contra ellos y apartarlos de la circulación porque votan, ya ven ustedes cómo se cachondeaban los independentistas de Cataluña de los Mossos y de la policía nacional cuando incendiaron Barcelona porque estaban cerca los comicios y el gobierno de Madrid humilló a las fuerzas de orden público diciéndoles que quietas y a aguantar.

El delincuente -menor y mayor- tiene más ventajas en Estepaís que quien cumple con sus deberes de ciudadano. La dinámica a nivel cotidiano es ésta: alguien hace un estropicio, otro se lo hace saber y el denunciante acaba siendo la víctima de la escena. Por eso miramos con desdén al que vulnera por ejemplo las normas más elementales de la pandemia pero nada más nos atrevemos a hacer.

De todas formas, muy difícil lo tiene un poder político que quiera ejecutar algo efectivo porque no puede estar en todas partes la policía, esto es, a gran escala, como si en un partido de fútbol los veintidós jugadores empezaran a agredirse entre ellos, con sólo un árbitro no sería posible parar esa guerra. Pues en el día a día hay mucho cafre reprimido que saca su bilis por ahí con el agravante de que muchos lo hacen con la cabeza fría, a propósito, demostrando que estaban mejor confinados en sus casas.

Comparada con la gran masa de población, una minoría de manzanas podridas está pudriendo el cesto completo. No se saldrán con la suya, por supuesto, pero sí están haciendo un enorme daño, un daño de largas consecuencias, se les debería sancionar como a los niños, quitándoles a los que lo estén saboreando, que serán muchos, el helado o la piruleta, esto es, el dinero público, sea en forma de paro IMV, ERTE, ayudas diversas, etc. Cualquier derecho que posean en forma de dinero, fuera, porque ya le están robando bastante a la sociedad con sus actitudes. Este personal cobarde por insubordinado sólo le teme al garrotazo en su cuenta corriente.