Como el león de Federico

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02 oct 2022 / 04:02 h - Actualizado: 02 oct 2022 / 04:02 h.
  • Como el león de Federico

Hace varios días que estoy en «modo pegatina»: ¡«estampaíta»en el álbum de la vida! No, este preámbulo que apunta a una «causa trascendental» no lo es en realidad, lo que sucede es que emplear el sentido del humor hace que lo veamos todo mejor, ¿no te parece? Y es que mi costumbre (casi necesidad) de inaugurar las mañanas saliendo a correr se ha traducido en varios días sin dejar de toser (de ahí lo del «modo pegatina»), entonces me he tenido que resignar y, durante una semana, centrarme en descansar.

Lecciones del momento SOFÁ

Pues sí, aunque parezca mentira, hasta cuando crees que no estás haciendo nada, ¡sí que estás haciendo algo! Me explico. Cuando llevo más de 20 minutos en el sofá (a menos que esté viendo una peli) siento una sensación extraña, en plan: «Espera, ¿no tenía que estar haciendo algo?», sí, es algo así como el «síndrome del culo inquieto» pero inmersa en mi «modo pegatina» mi cuerpo se empeñaba en recordarme que no le quedaba gasolina, por lo que, en lugar de lamentar el momento sofá, decidí sumergirme en él.

Además de aprender que SOy FAlible (SOFÁ), que me puedo equivocar y que en ocasiones, el cuerpo, la mente y las emociones me pueden no acompañar y ¡no pasa nada! son «cosas del directo humano», si fuéramos robots, no tendríamos estos inconvenientes pero nos perderíamos tantas cosas chulas... También descubrí algo interesante... Tras un rato de lectura, dí con una curiosidad (amén de reafirmarme en que «nada pasa por casualidad»).

La ocurrencia del taxidermista

¿Conoces la historia del león de Federico I, Rey de Suecia? Por si acaso, te la cuento. Resulta que allá por el año 1731 murió su león favorito y tal era el apego que el monarca sentía por él que envió su cuerpo a un taxidermista para que lo preparara y así pudiera acompañarle siempre. Lo que recibió Federico I fue la imagen que véis en la foto... ¿Cómo te quedas? No quiero ni imaginar la cara del Rey cuando recibió lo que, supuestamente, era su querido león; probablemente, cuando el taxidermista se lo entregó, pensaría: «¡Este tío no ha visto un león en su vida!» (posiblemente, fuera ése el problema). Sin embargo, casi 3 siglos después, el león de Federico I de Suecia sigue expuesto en el castillo de Gripsholm (a 65 Km de Estocolmo) y los visitantes... ¡alucinan contemplándolo! (no es para menos).

Al ver la foto del león disecado solté una carcajada y pensé: «¡este pobre sí que está en `modo pegatina´! Tiene una expresión tan cómica que parece un dibujito animado» (no sabemos si el león también estuvo resfriado) pero esto me invitó a reflexionar... Si algo que cualquier experto taxidermista consideraría un error se ha conservado durante cerca de 300 años, ¿por algo será, no? Está claro que Leo (así es como se llama) no es ni «primo hermano» de sus congéneres, espera... ¡Quizás en ello radique su gracia! Lo diferente, a menudo, resulta tener un atractivo potente, así que... ¡No te desanimes! En tu «momento pegatina», cuando te preguntes: «¿Qué me pasa? no me lo explico...» ¡Acuérdate del león de Federico!