Como los zapatos de charol...

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22 sep 2019 / 07:14 h - Actualizado: 22 sep 2019 / 10:18 h.
  • Como los zapatos de charol...

Dos palabras: sinergia mental. La sinergia es conexión, una conexión entre dos causas cuyos efectos es mayor a la suma de sus acciones individuales... Stephen Covey, el afamado autor de libros de management, lo bautizó como la "tercera vía", de tal forma que no se trata de mi realidad o tu realidad sino de NUESTRA realidad, el resultado de la suma de ambas perspectivas que da lugar a un nuevo efecto más enriquecedor que, por separado, no alcanzaría todo su potencial. Pues mi sinergia mental comenzó ayer por la mañana, cuando me quedé observando durante un rato dos pequeños zapatitos de plata, ¡fueron mis primeros zapatos! Originalmente eran unos preciosos zapatos de charol, azul marino, con una graciosa moña a juego, cuando se me quedaron pequeños, mi padre decidió inmortalizarlos plateándolos para mantener vivo el recuerdo de mis primeros pasos por este mundo. Con el paso del tiempo, entiendo y valoro mejor el significativo detalle que tuvo mi padre: es importante recordar cómo fueron nuestros primeros pasos para no olvidar qué nos motiva, mantener el rumbo y recordar de qué pasta estamos hechos porque esos primeros pasos son las huellas de nuestro carácter...

¡No hay nada como el hogar!

Contemplando aquellos zapatitos plateados recordé cuanto me gustaba ponérmelos y ver ese charol brillando en mis pies, aunque corriera, saltase a la comba o, de vez en cuando, me metiese por algún charco, siempre parecían conservar su brillo. Tenían algo especial, como los "chapines de rubíes", los zapatos de charol rojos de Dorita en El Mago de Oz que, al juntarlos tres veces entonando "no hay nada como el hogar", te llevaban directamente a casa... La contemplación de aquellos zapatitos, plateados como si fueran una reliquia, también tenía sabor de hogar, de comienzo, de oportunidad, de esperanza, de ilusión, de curiosidad...

Brillar con el alma rota

Ahora viene la parte de la sinergia mental de la que te hablaba en un principio. Aquella tarde, recibí un whatsapp de mi chico con un potente mensaje: "vas a salir de ésta y de cualquier otra, porque la gente como tú, brilla hasta con el alma rota", los últimos tiempos no han sido fáciles para mí por las dos importantes pérdidas que tuve que asumir (la falta de mis padres) pero, aún así, encuentras cada día motivos para superarte, crecer, sonreír, y agradecer... Le agradecí aquel mensaje y "rápida-mente", mi cerebro lo relacionó con mis primeros zapatos, aquellos zapatitos de charol que llegaron a ganarse el apelativo de "todoterreno" porque, a pesar de llenarse de polvo, de barro, de tener la moñita prácticamente colgando por el desgaste propio del uso (porque insistía en ponérmelos todos los días), siempre parecían conservar su brillo ¡como la gente con el alma rota que consiguen tener una actitud que es... "pá" nota! Muchas veces, al final de un día duro, también terminamos enfangados y vapuleados (¡como mis viejos zapatos de charol!) pero, aún así, seguimos conservando todo nuestro valor (o incluso lo incrementamos, porque tras unos cuantos... "aprendizajes" desarrollamos un ingenio y un coraje que hacen que esos retos con nuestra actitud formen el mejor maridaje...).

Ahora ya lo sabes, si vuelves a tener un día gris y sientes que "la cosa" no tiene color, relájate y recuerda... ¡como los zapatos de charol!