COMPARTIR: COMprender el ARTe de vivIR

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17 nov 2019 / 07:25 h - Actualizado: 17 nov 2019 / 10:05 h.
"PA","Libros","Arte","Espacio","Motor","Viajes","Juguetes","Infancia"
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Hace unos días nos pegamos una buena paliza mi chico, su hermano y yo ordenando mi garaje (por cierto, ¡muchas gracias, chicos! sin vosotros aún no habría ni empezado). Es increíble la cantidad de cosas que se almacenan a lo largo de los años: desde lámparas antiguas, pasando por colecciones de sellos, minerales, libros, mis apuntes de la carrera, los juguetes de la infancia, ¡hasta las manualidades de mi madre! El garaje se había convertido en una especie de tesorero de recuerdos, o mejor dicho, de cosas que te ayudaban a evocar esos recuerdos, emociones que te llenan el corazón pero también que te copan el garaje, era necesario reorganizar para "meter en luz" -como bien habría dicho mi madre- aquel lugar -lo cierto es que ya no cabía un alfiler, costaba trabajo caminar-.

Tres palabras mágicas

Dani, mi cuñado, sintetizaba la situación en tres palabras mágicas: "¡A la basura!", además, ¡lo decía con tanta energía que te trasladaba su entusiasmo! Tenía razón (dimos unos "cuantos viajes" a la basura). Quizás fuese porque la BASe de la cordURA ("BASURA") empieza por eliminar aquello que sólo sirve para ocupar espacio, que cumplió alguna función en su momento pero que, en la actualidad, sólo tiene la dudosa "utilidad" de granjearte algún que otro dolor de cabeza porque, sí, sabes que no lo estás utilizando, peeeeero... parece que "te da cosa" tirarlo, y cuando no se sabe "soltar lastre", corres el peligro de crear un gran desastre. Por eso me encantaron las tres palabras mágicas de Dani: "¡a la basura!", una efectiva cura para la "saturación espacial": dícese del espacio "lleno hasta la bandera", por eso, en ocasiones, es bueno seguir la receta del "tó, pa fuera".

La esencia de la vida

No sé cuántas horas exactas echamos en aquel garaje, lo que tengo claro es que, certero fue el aprendizaje... Allí, ataviados con nuestros guantes de látex, la ropa de faena y con el espíritu de acción en nuestras venas, descubrimos entre baúles, cajas y polvo el secreto de una vida plena: y es que la esencia de la existencia radica en COMPARTIR porque ese COMPARTIR te hace COMprender el ARTe de vivIR. Alguno podrá pensar: "y, ¿que estábais compartiendo, si lo que estábais haciendo era limpieza?", eso es lo que podría parecer a primera vista, en realidad, le estábamos dando un motivo de reflexión a la cabeza desde la humana nobleza del ayudar, del servicio, de la entrega... ¡estábamos COMPARTIENDO momentos! ¡eso es lo que hace que la vida tenga más megas! Al COMprender el ARTe de vivIR tomas conciencia de para que estás aquí, ¡hasta te empiezas a divertir! porque caes en la cuenta de que el motor de la humanidad es el colaborar, quien deja un buen legado es porque, en algún momento de su vida, experimentó el balsámico efecto del ser ayudado... COMPARTIR hace que se active dentro de ti una mezcla de alegría, generosidad y satisfacción que te impulsan a seguir con la acción y a entender qué nutre tu convicción y los latidos de tu corazón...

¡Siempre es buen momento!

Hay quien COMprende el ARTe de vivIR a los 4 años y quien lo hace cuando ya es abuelo, ¡siempre es buen momento para COMPARTIR! pero lo cierto y verdad es que, cuantas más veces practiques esta reveladora COMprensión del ARTe de vivIR, más veces entonarás el: "¡yo soy feliz!" (por cierto, chicos, os invito a ser felices de nuevo la semana que viene).

María Graciani

https://mariagraciani.wordpress.com/