La vacuna inglesa de Oxford/AstraZéneca, que es la nuestra, va lanzada, en diciembre estará casi lista y en 2021 a ponérsela toda la UE que para eso la tiene reservada desde agosto con una compra de 300 millones de dosis. También tenemos la vacuna gringa de Jonhson & Jonhson que viene de camino, vaya cómo está la investigación en la UE: ni Alemania ni Francia ni Italia ni Estepaís ni Portugal ni Holanda siquiera -con lo que trabajan allí- garantizan nada, tenemos que comprarlas a los yanquis o a los del Brexit.
¿Por qué no se la compramos a Rusia? La Sputnik V de Putin está siendo exportada a algunos países, claro que todos son amigos de Putin. Dicen los medios que dice The Lancet que resulta segura, genera anticuerpos, pero no muestra resultados en mayores de 65 años. “La vacuna se muestra segura y produce respuesta inmune, medida tanto en la aparición de anticuerpos como en la inmunidad celular”, afirman sus creadores. Lo que pasa es que la han probado sólo en una población de entre 18 y 60 años, a los viejos nos han dejado fuera, por el momento, así que The Lancet, que es la revista encargada de otorgar calidad a las investigaciones o mandarlas para atrás, dice que hay que completar el experimento.
¡Vaya con Putin! ¡Con razón se la ha puesto a su hija y no se la ha aplicado él! De todas maneras, si va bien para esa población con la que se ha probado y The Lancet ha dado su bendición, deberíamos comprar cuarto y mitad de vacunas rusas para ese segmento poblacional que es el más activo. Los de 18 años en adelante son los hormonados de las botellonas y las fiestas y los de 30, 40, 50 y 60 son población activa y todos están en edad militar, unos para el frente de batalla y otros para la reserva. Son el futuro, el consuelo de nuestra vejez y al mismo tiempo los guerreros que nos pueden defender del enemigo. ¿Quién es el enemigo? Ay, ese es el quid de la cuestión.
El enemigo es Putin, seguimos negándonos a reconocer a Rusia como Europa, Francia es la única que le hace más ojitos, los demás prefieren mirar a otras latitudes. Es lógico pues que no compremos vacunas a Putin, no sabemos si inoculan también autoritarismo, ni un interés máximo en que el Estado intervenga en la vida pública y tenga sus empresas y sus bancos al tiempo que se alía con los magnates rusos; no sabemos si la vacuna va a llevar otro virus que les corte las alas a las grandes corporaciones occidentales de la comunicación y las tecnologías para invertir en Rusia como les dé la gana, no sabemos si esa vacuna produce homofobia al proceder del país regido por Putin.
En fin, que no, y la china CanSino, que es similar, tampoco, para eso España ya ha reservado sus primeras 30 millones de dosis de vacuna contra el COVID-19 al mentado laboratorio británico AstraZeneca, tras adherirse a la compra centralizada de la Comisión Europea (CE).
Por último, ¿han leído ustedes cómo quieren administrar los ingleses la vacuna? Recuerden: para suministrar dos dosis de la vacuna a cada uno de los 53 millones de adultos del Reino Unido se necesitarán administrar 600.000 dosis diarias en un periodo de seis meses, pero para hacer lo mismo en tres meses, se requerirá suministrar 1,2 millones por día. Los ancianos que viven en residencias y el personal que les atienden serán los primeros en ser vacunados, seguidos del personal sanitario británico y los mayores de 80 años. Después será el turno de los mayores de 65 años y los adultos jóvenes con mayor riesgo en caso de contraer COVID-19, seguidos de los mayores de 50 años, mientras que los jóvenes serán los últimos en ser inmunizados.
O sea, preparen las uvas de 2021 aunque luego se darán más prisa, no seamos mal pensados.