La Tostá

¿Construir un país feminista?

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
21 ago 2019 / 08:34 h - Actualizado: 21 ago 2019 / 08:37 h.
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Unidas Podemos ha propuesto al Partido Socialista, entre otras muchas cosas y para que pueda haber pronto un gobierno de coalición, “construir un país feminista”. Y eso, ¿cómo se hace? Es decir, ¿por las buenas o por las malas, sí o sí o por bemoles? Habrá que construir un gran país donde todos los ciudadanos seamos iguales en derechos, que yo creía que ya lo éramos, con la Constitución en la mano. No quiero que me obligue ningún gobierno, sea el que sea, a ser más feminista de lo que ya soy.

Me pueden obligar a pagar impuestos, a respetar las leyes y las señales de tráfico, entre otras muchas cosas, pero no a ser feminista, si no me sale de adentro. Primero me educan en el machismo. Me hacen ver que el hombre es el hombre y la mujer, la mujer. Que un hombre se viste por los pies y que la mujer existe porque cedimos nuestras costillas en el Paraíso. Y ahora viene Pablo Iglesias, que me parece un machista de libro, a obligarme a que sea feminista. Y si no trago, ¿qué? ¿Me vais a encerrar o a echar del país? ¿Me pondréis en una lista negra para que la sociedad me vea como si fuera un hombre del medievo?

Una cantante aflamencada actual, Rocío Márquez, dijo en su muro de Facebook que personas como yo no deberíamos existir, por decirle que cantaba cada día peor. No existir, si estás vivo, es que dejes de vivir o que te mueras, que viene a ser lo mismo. ¿Y me voy a hacer feminista militante para satisfacer los deseos de esta señorita y de un ejemplar de macho ibérico como Pablo Iglesias? Me avergüenzo que en mi país las mujeres estén siendo asesinadas por sus parejas, bestias inmundas, y que cobren menos por hacer los mismos trabajos que los hombres. Pero también de que se empiece a ver a los hombres como los enemigos de las mujeres y que yo, por serlo, me tenga poco menos que avergonzar. Soy de los que piensan que asistimos a una verdadera revolución de la mujer en el mundo y esto es algo que me produce una enorme satisfacción.

No entiendo muy bien el feminismo en España y del mundo en general. Detesto que se esté intentando educar a las jóvenes en el odio al hombre desde ciertos sectores del feminismo patrio más radical. Me cuesta encajar que las mujeres quieran hacer todo lo que es capaz de hacer un hombre, cuando estaría bien que intentaran hacer también sus propias cosas, ser creativas. ¿Es eso el feminismo para algunas feministas, lograr ser bomberas, futbolistas, regatistas, fontaneras o árbitras de fútbol?

En el flamenco, que es donde me muevo, las bailaoras quieren bailar como los hombres y no hay quien las aguante, sinceramente. Piensan que mover las caderas con feminidad y gracia es contribuir al jadeo del macho que paga una entrada en la Bienal o en el tablao Los Gallos para ver cachas duras. Parece que quieren demostrar que pueden ser tan machos, bailando, como Farruco o Curro Vélez.

Ya me han puesto la etiqueta de machista, sobre todo algunas flamencas que han abierto el chiringuito para dar conferencias sobre el machismo jondo, y podría decir que me da miedo hablar de las mujeres, como hizo el cineasta aragonés Carlos Saura. Pero no, no me da ningún miedo. He estado, estoy y estaré siempre al lado de las mujeres que luchan por una verdadera igualdad. Pero no quiero que ningún político me obligue a ser feminista o que las flamencas me digan lo que tengo que decir. Hasta ahí podíamos llegar.