Coronavirus: Prudencia o miedo (II)

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11 oct 2020 / 07:00 h - Actualizado: 09 oct 2020 / 11:16 h.
"Opinión","Coronavirus"
  • Fotografía: EFE
    Fotografía: EFE

Para poder entender lo que realmente sucede deberíamos tener un enfoque algo más científico, analizar los datos y tratar de entenderlos. Por suerte, en Europa disponemos del informe MoMo (Mortality Monitoring) en el que participan 24 países y que vigila desviaciones de la mortalidad por país de 292 millones de ciudadanos. Concretamente, en España, el sistema opera desde 2004. El sistema mide la mortalidad por cualquier causa y la compara con la mortalidad esperada. Así, si en un país X tienen una mortalidad superior a lo normal, el sistema te permite detectarlo y cuantificar la desviación. El informe nos aporta información segmentada por edad y sexo, lo cual es también interesante porque las distintas afecciones no se distribuyen de forma homogénea necesariamente.

El informe MoMo en España es devastador, han fallecido 45000 personas más de lo que hubiera ocurrido en un año normal y este dato, por más que se empeñen, es el resultado de la pandemia y no otro. Comparado con otros países, España se sitúa a la cabeza en mortalidad exceptuando San Marino, con 34.000 habitantes y una edad media muy elevada, y con cifras similares a Perú. Algunos defienden que esta cifra que arroja el MoMo no puede achacarse a la pandemia pero con franqueza parece una justificación con intenciones de no querer ver la realidad. Que no se hayan podido diagnosticar a todos los fallecidos la causa con una prueba de diagnóstico no puede servir como excusa para que nos digan que puede haber sido cualquier otra causa. La pandemia existe, no hemos advertido ninguna otra causa que pueda añadirse a un exceso de mortalidad y ese exceso se cifra en 45.000 personas.

Un dato que no puede pasar inadvertido es que las personas fallecidas comparten ciertas características y por esta razón al menos a mí no me cabe duda que la forma de gestión que seguimos llevando no parece la más acertada. De los 45.000, 2.200 tenían menos de 65 años; y 37.000, 75 años o más. Este es el primer punto de reflexión al que nos obliga la estadística. No todos tienen el mismo riesgo, es más, el riesgo es muy desigual. En Corea del Sur fueron capaces de trasladar este dato a la gestión, limitando el movimiento de personas en función de la edad a sabiendas de que, a efectos del coronavirus, una persona mayor a priori es mucho más débil que un joven. 422 fallecidos. O dicho de otro modo para poder comparar cifras, 8 muertos por millón cuando España tiene 960.

El otro dato que tampoco podemos perder de vista es aquello que comparten las víctimas del virus. ¿Por qué el resultado es tan desigual entre unos y otros? El Estado de New York, fuertemente golpeado por la pandemia ha publicado datos precisos que nos arrojan una idea bastante clara de las patologías comunes de los pacientes y víctimas del virus. El 50 por ciento de los fallecidos padecían hipertensión, el 35 por ciento diabetes, y en general más del 90 por ciento padecían de forma diagnosticada alguna de esas enfermedades así como hiperlipidemia, demencia, enfermedades renales, enfermedad de las arterias coronarias, fibrilación auricular, enfermedad obstructiva crónica o cáncer. Ese 10 por ciento restante coincide bien con la parte de la población que no accede al sistema sanitario y por tanto se desconoce qué patología padecían.

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Armando Nieto Ranero es Presidente de Divina Pastora Seguros