¡Qué SE-MA-NA! En el sentido más divertido y emocional de la expresión, porque he tenido la oportunidad de SEntir la MAravilla más NAtural del mundo: el cariño de la gente (¡en especial, de los peques!) durante varios días.
Hoy se clausura La Feria del Libro de Sevilla 2022, y durante 3 días (literalmente, hasta ayer por la mañana) estuve firmando mis obras, tanto las infantiles (»Antoñeta, la croqueta agente secreta» -Ed. Platero- y «Komache» -Ed. BABIDI-BÚ) como algunas de las de adultos (»Abuelo» -Ed. Empresa Activa-, «CALPE DIEM» -Ed. Samarcanda-, «La nueva FIFA» -Ed. Samarcanda-) en el stand La Casa del Libro y en Botica de Lectores (¡muchas gracias por contar conmigo!) y, reitero, lo mejor de la SE-MA-NA ha sido SEntir esa MAravilla NAtural que, directamente, del corazón emana: el aprecio sincero, la genuína atención, el cariño sin condición... Que, como si fueran hilos de un singular ovillo, se han entretejido dando lugar a la manta de la CONEXIÓN, porque, tal y como yo lo veo, conocer y compartir es el éxito de la reunión...
Los lugares los hacen las personas...
¡Ay, cuántas veces me diría mi madre eso siendo niña! En relación al cole, a los trabajos... ¡Cuánta razón tenía! Y es que, sea cual sea tu profesión, el 100% de tus clientes... ¡Son personas! Así que quien no presta atención a las personas, no presta atención a su negocio. Desde el 2012, año en que viví mi primera Feria del Libro, me la empecé a plantear como algo que iba más allá de la venta de ejemplares (cosa que es necesaria, claro está), esto es, más que quedarse en «el vender» hay que entender, interesarte por conocer un poco a la persona que tienes delante, atreverte a explorar por esa maravillosa ventana de la inquietud personal que el lector, si detecta tu sinceridad, te abre gustoso de par en par...
«Participadores» natos
Los niños son unos maestros en esta cuestión, si detectan en ti entrega y honestidad de corazón, ¡te acabas de ganar a la mejor afición! Claudia, Iván, Lola, Aurora, Sergio, Carlos... Son sólo algunos de los niños que le han regalado su atención y cariño durante estos días a «Antoñeta, la croqueta agente secreta» y a «Komache», ¡son participadores natos! En seguida se apuntaban a hacer el baile de Antoñeta y a cantar su canción y, justo después, gritaban: «¡otra vez!», haciendo notar que les había sabido a poco, así que... ¡Qué narices, pues otra vez! Los niños tienes esa genial habilidad de hacerte sentir como uno más en cuestión de segundos: te abren las puertas de su mundo y... ¡ya no te quieres marchar! (además, allí desconocen el concepto de «hipoteca»). No les «da apuro» participar o expresarse, ¡ellos hacen de la espontaneidad un arte! Y para cuando quería darme cuenta... ¡la hora de la firma había expirado! Los niños consiguen que el tiempo se acorte y que la diversión se alargue, quizá deberíamos todos tomar nota.