Cuaderno de Goya (II)

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01 may 2020 / 21:15 h - Actualizado: 01 may 2020 / 21:19 h.
  • ‘Goya atendido por el doctor Arrieta’ (1820).
    ‘Goya atendido por el doctor Arrieta’ (1820).

1º: El titular de El País del siete de octubre del 14, decía: “Boston se rinde ante el Goya más moderno” dando paso en el contenido a hablar de su coetaneidad con respecto a nuestra época –ojo, no con esta que para simplificar denomino de la postpandemia, aunque para nombres ya vendrán los analistas- sino con aquella que representaba la coetaneidad en el 2014 y que perfectamente podía verse en asuntos que tenían –y tienen- que ver con la situación actual de sufrimiento por tantísimas causas, y su modo de representarla teniendo como referencia ahora la fotografía que lo acompañaba: la del “Autorretrato con el Dr. Arrieta”, una de las obras cumbres de en cuanto a la representación del dolor humano.

Guardé entonces este recorte junto con algunos otros que recopilaba de Goya sin profundizar en estos aspectos sobre los que ya he reflexionado muchas veces –y si me da tiempo expondré aquí- para pasar a otro asunto en relación con el maestro, en lo que bien puede ser esta hemeroteca alternativa, relacionada sobre todo con lo que afecta al arte, a los artistas, a la manera de interpretarlo, a la felicidad que nos reporta y a las otras cosas no tan agradables que suceden en este pequeño mundo, en relación con la inmensidad de todos los demás.

2º: En esa ocasión, se trataba de los dos Goyas robados en una casa de Madrid -concretamente de Villanueva de la Cañada- según informaba El País del 26 de septiembre de 2015.

Lo primero que me planteaba no era tanto cómo habían sido extraídos, sino que para llegar a ellos, habría que rastrear todos los pasos –también de los que de pronto aparecen en exposiciones, colecciones o subastas de arte y de las que se desconoce origen y/o autoría- para analizarlas a partir de las diferentes manos por las que han pasado desde que las pintara Goya y comprobar si son auténticos, porque en el texto se calificaban como “atribuidos”.

Esto supondría una tarea bastante ardua en la que deberían colaborar de manera coordinada un buen números de profesionales especializados comenzando por la policía científica y detectives privados, los gabinetes de restauración, departamentos de Historia y de Bellas Artes, miembros de las Reales Academias (de Historia y de Bellas Artes), conservadores, expertos de Museos y en Patimonio Nacional, químicos, biólogos y radiólogos,... que aportaran luz sobre los tipos de pigmentos utilizados, las telas, el modo de aplicar la pincelada, los arrepentimientos que tuvo, el estilo, ...en definitiva, todo lo que nos proporcionara unos resultados que habría que cotejar además con la biografía del autor, la de sus obras y con cualquier aporte de Archivos, hemerotecas, bibliotecas, fototecas,...comprobar si han estado expuestos o a la venta antes, hasta llegar al propio estudio del maestro e imaginarle en el mismo momento en que los pintaba.

3º: Un nuevo artículo, esta vez extraído de otro Cultural de El Mundo, del 28 de febrero y de la ya viejísima fecha de 2001: “Goya, Album privado” reproducía una serie de declaraciones de María Mena, subdirectora de El Prado y a quien algunos especialistas como GLENDINNING no tenía por entonces en buena estima por el lío que montó quitando la autoría de “El Coloso” –precisamente de Goya- aunque de lo que se trataba en esa ocasión concernía a una exposición en la Hayward Gallery, de Londres.

En los dibujos que muestra el periódico se aprecia la sagacidad, los miedos, las burlas y chistes gráficos del maestro; como apuntaba ayer: las manifestaciones plásticas de una vida intensamente vivida en todos los sentidos (buenos, malos, familiares, políticos, sociales, personales), porque lo que constituye para mí la obra de Goya, no es otra cosa que la visión panorámica de su vida -y también la de su época- a las que aplicó la lupa de aumento con su crítica, su pensamiento interpretable -como estoy intentando hacer ahora- también desde el ensayo y la psicología.

No sólo sus dibujos son cuestiones que conciernen al arte, también y dada variedad de asuntos que le interesaron, al estudio del comportamiento humano, porque en todas sus obras y más claramente en sus dibujos y grabados, puede apreciarse las modalidades que de alguna manera debió conocer de lo macabro y lo tragicómico partiendo de la base de la amplia panoplia de personajes, que conoció sin duda.

Advertencias a los lectores:

1ª: Ayer mencioné por error a BORIS VIAN como fundador de la Patafísica, cuando es ALFRED JARRY (1873-1907) el que se tiene por padre al utilizar por primera vez este término, en su libro “Gestos y opiniones del Dr. Fustroll, patafísico”, escrito en 1898 pero publicado en 1911. BORIS VIAN, no obstante es uno de los seguidores más destacados, cuando en 1948 y al crearse oficialmente la Academia de Patafísica, es nombrado sátrapa.

2ª: Este cuaderno pretende mostrar a los lectores, las diferentes maneras de acercarnos al arte, desde su pulcritud y belleza y desde situaciones no tan gratas en las que convendría reflexionar para que no se infravalore a los artistas, no se contribuya a un tráfico ilícito, se inflen tendenciosamente la cuantía –que no la valoración- porque esa es otra cosa bien distinta y de la que escribiré otro día.

3ª Debo advertir también, aunque quizá no debería porque sería confesar que el culpable es el camarero, que algunos párrafos están escritos desde la patafísica, o lo intentan. Ya me agradaría pertenecer a esa Academia. No obstante en el contexto de ese ambiente de transgresión y de humor y también de mordacidad, están escritos.

4º: El arte es una ciencia y la ciencia, un arte y como tales, sujetas a interpretaciones. Cada quien que de las suyas y como siempre: ¡Salud y patafísica, herman@s!