Escuchando Divina.
Empieza a ser altamente nocivo para la salud de las cofradías, el nivel de intoxicación con que se aderezan muchos de los comicios electorales. Gente que no es conocida más allá de la puerta del ascensor de su comunidad de vecinos, buscan en la cofradía ese plus de notoriedad que al parecer les falta en su vida. Y todo (les) vale por el voto .
Me parece correcto que en el siglo XXI se tire de recursos en pos de la información, de llegar a más y de la mejor forma posible, a los dudosos hermanos capiroteros que no suelen conformar los núcleos duros de convivencia (connivencia) en la hermandad
Se crean webs, perfiles de redes y plataformas con más o menos buena gestión de recursos; se integran acertadamente en los círculos y núcleos internos de la hermandad. Se rodean más o menos bien de gente que sabe de su funcionamiento, pero hay cosas que dan vergüenza ajena y hay que cortarlo por la salud democrática de las corporaciones.
Apartado con entrevistas realizadas por gente de la cuerda del candidato e inclusive por miembros de su candidatura, con lo que el nivel de preguntas arriesgadas / comprometidas se reduce a la nada, que no es plan de enmarronar al pro Hermano Mayor.
Peticiones para que “ en el medio de tu digna dirección o colaboración, publicites a mi candidato, y no te preocupes de lo que debes poner, que te damos un dossier. Las dudas que te surjan las hablamos mientras cenamos, que a los medios nos gusta cuidarlos”
Indicaciones de que si los medios quieren hablar del candidato, se ciñan a la información que se facilita en la página de la candidatura, o que manden y negocien las preguntas. Te piden cuadrar agendas con su secretario de comunicación, que por lo general y a tenor de lo visto no dejan de ser hermanos con voluntad y nulo conocimiento del sistema, pero que a la promesa de “ te voy a dar un carguito” se creen poco menos que secretarios del Estado Vaticano.
Luego buceas en sus medios oficiales y ves la carestía con la que se ponen al frente y el nivel demostrado, y te das cuenta cuando llega la hora de la verdad, que ese arrastrado de pecho sobre hormigón gestiona un anuario, boletín o RRSS oficiales, donde el despropósito comunicativo carece de importancia. Mientras haya likes a las fotos to guapas, me quedo con los impactos.
Y eso es lo impactante.