Custodia compartida para mi perro

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25 abr 2021 / 04:00 h - Actualizado: 25 abr 2021 / 04:00 h.
"Tribuna"
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Ha sido una semana llena de cólera, como si no fuera otra cosa la vida que volver a parir. Se enfada Pablo Iglesias en el debate de la Ser. Se agria Gabilondo con Redondo, como le pasó a Illa tras la campaña electoral catalana. ¿Recuerdan sus palabras de “gratitud” a Iván? Pues eso, ¿quién se acuerda de Illa?

Hay furias que levantan al encolerizado, como Koeman en su último partido; otros que se sientan como Florentino Pérez después de la tormenta del futbol sin público; y hasta quienes rompen su raqueta contra el suelo, como Nole, les juro que un día me envió un mensaje de afecto.

Hay otros que se yerguen como cruzados, tal es el yerno de Oscar Alzaga, Miguel Cardenal y su amigo Enrique Arnaldo, (ay, ahora los arbitrajes del Colegio de Abogados de Madrid...), izando ardorosamente la bandera contra la monarquía infantil, debe ser que el republicanismo de Roures es tan contagioso como la libertad de Trevijano o la cepa inglesa del virus.

Frente a los enfados - yo que me encuentro en modo flow-, debo decir que mi maestro de literatura D. Juan Manuel Infante, me enseñó que las palabras crean. No imagino castigo más duro que la privación de ella y recuerdo a Hans Kung, tras haber negado la infalibilidad del Papa. Me encantan los estrados de los Abogados, pues no intuyo lugar más libre. Como decía Sartre, somos lo que hacemos con lo que nos hacen a nosotros.

Yo por mi parte voy a referirme hoy a una de las iniciativas que contribuirán a apaciguar los ánimos en las rupturas, cual será la ley de custodia compartida de las mascotas.

Hasta hace no mucho, en España, los animales de compañía eran equiparados a coches o a motos, y hasta podían ser empíricamente embargados con arreglo a las disposiciones del Código Civil.

Por suerte, nuestros legisladores han caído en ello y al igual que en EEUU hubieron de inspirarse en las leyes sobre animales para la protección de la infancia, en España de repente hemos reparado en que, según los Registros, hay más perros, gatos y hasta lagartos, que hijos con o sin papeles.

Para asegurar su protección en caso de divorcio, sobre ellos regirá como ley absoluta la custodia compartida, que deseando estoy ver cómo justifican las Sentencias un régimen igualitario para el loro, y un régimen de padre visitante para el niño o la niña o incluso en lo sucesivo le niñe. Yo por si acaso siempre me quedaré con la otra Montero, Mari Jesu, la de los impuestos, que desde que me la presentaron en la Caseta de Mir, vivo con el corazón arrebolao y eso que en mi régimen me desaconsejaron las morenas...

Así las cosas, si me permiten un consejo y si no tienen otro remedio que contraer nupcias, les recomiendo compren un gatito, que les acompañará más en el divorcio que el propio hijo que Vdes hayan procreado.

Con una mascota todo es más fácil, no hay que saber hacer tortillas a cuatro huevos, poner pañales, ni siquiera disfrazarlos, que cada vez que el Colegio de mi hijo inventa una fiesta de antifaces, caigo en la cuenta que si hay un negocio imperdurable en Sevilla, con o sin pandemia, ese es Pichardo.

En fin, que aquello de vivir como un perro, más que una expresión era un vaticinio. Solo me queda saber qué hará mi Jueza favorita, para eludir el cumplimiento del mandato del legislador y atribuir la mascota a los dos. Ah, ya sé, encubrir de pensión de alimentos lo que es una compensatoria...

Mientras escribo estas líneas, mi cachorro, pertrechado de enormes gafas de sol como yo, no sea que nos reconozcan por la calle, levanta la cabeza y me mira sorprendido, mientras me dice “yo, yo me quiero quedar contigo”...