La Tostá

De la Champions zapateril al medallero sanchista

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
30 jul 2021 / 07:51 h - Actualizado: 30 jul 2021 / 07:54 h.
"La Tostá","Pedro Sánchez","Pablo Casado"
  • Foto: EFE
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Hay que reconocer que Pedro Sánchez es un fenómeno, un presidente único con unas cualidades increíbles, entre ellas la de mentir sin que lo fundan. ¿Recuerdan cuando Zapatero dijo que éramos un país de Champions League, y la que se nos vino encima un año más tarde, en 2008? Otro que no tenía abuela. El presidente feliz dijo ayer que éramos “medalla de oro” en lo que a vacunación se refiere, y no es verdad. Israel nos gana. En todo caso seríamos medalla de plata, que no está mal. Hay que reconocer que dentro de la pésima gestión de la pandemia, lo de la vacunación va bien. Pero hay que ser memo para hablar de medalla de oro con 150.000 muertos a sus espaldas y el virus todavía matando. Sánchez es así, necesita el aplauso, que le digan lo bien que lo está haciendo en general, aunque la oposición opine lo contrario, como es lógico. Ya le vale a la oposición, tan cicatera con los elogios al presidente más guapo de la democracia, después de Suárez.

Una cosa es no aceptar con hombría las críticas y otra muy distinta pretender que la oposición le haga el paseíllo todos los días, con ola incluida, porque “criticarme a mí es criticar a España”, más o menos, según Sánchez. Cuando dijo lo de la medalla de oro no lo hizo por destacar el trabajo de los sanitarios, sino el suyo. Quiere pasar a la historia como el presidente que no solo fue capaz de vencer al virus, sino también por evitar 400.000 muertes en los tres primeros meses de la pandemia. Curioso que fuera tan preciso en lo de las muertes evitadas y no en los muertos de verdad. Tiene el oído virgen, de ahí que se fuera de bolos a los Estados Unidos para que le subieran la autoestima comparándolo con Kennedy o Superman. En lo que sí tiene razón el presidente es en que la oposición no tenga otra actitud más constructiva en unos momentos difíciles como los que estamos viviendo, con un Pablo Casado quizá excesivamente duro y cicatero. Pero es que la política no es de más carnes y en España no es fácil que la oposición elogie los éxitos del Gobierno, ni cuando gobierna la derecha ni cuando lo hace la izquierda.

Alguien dijo que la política es un juego sucio de compadres, seguramente pensando en España.