Pareja de escoltas

De las imágenes, verano y devoción

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06 jul 2019 / 10:08 h - Actualizado: 06 jul 2019 / 10:12 h.
"Cofradías","Pareja de escoltas"
  • Besamanos del Señor de la Sentencia del primer viernes de mes en la Macarena: Foto: Javier Rodríguez.
    Besamanos del Señor de la Sentencia del primer viernes de mes en la Macarena: Foto: Javier Rodríguez.

El verano adentra las capillas y el frescor confortante de los templos en su tiempo más plácido. Se espacian las visitas a los camarines; los canceles guardan la penumbra y las imágenes –con ese mimo que sólo entienden las que veneran las cofradías- aligeran de bordados, colores y terciopelos su indumentaria para soportar la canícula. Pero Ellas siguen ahí, convertidas en ese rompeolas de penas, alegrías, deseos, felicidades, frustraciones, anhelos, éxitos, ausencias... y siempre como vehículo válido para llegar a lo trascendente a través de la oración, el recogimiento o la simple contemplación de esos rostros que reflejan tantas rostros.

Ése es el poder definitivo de las imágenes, convertidas en presencia cotidiana; en compañía familiar y espejo de los que un día les rezaron. Seguro que el lance es repetido: la puerta entreabierta de cualquier templo del centro es una invitación segura para traspasar su fronda. Dentro aguarda el mármol fresco y el olor antiguo del incienso frío. Más allá de las rejas, elevadas sobre sus altares, esperan esas devociones que nos unen a los nuestros. ¿Quieren llamarle religiosidad popular? El apelativo –usado con displicente superioridad en las marañas del posconcilio- no es capaz de definir en toda su hondura esa relación de afecto con tantas y tantas advocaciones. La más alta teología, muchas veces, se condensa en una estampa guardada en una cartera.