Del cartel de la Macarena

Para los que conocen la obra y la trayectoria de Manolo Cuervo, el cartel de la Macarena no podía ser ninguna sorpresa. La obra, indiscutiblemente, sigue la estela de un cartel anterior que ya rompió algunos moldes y sopló aire fresco –y esa inconfundible atmósfera pop- en el arca viciada en la que a veces navegan las cofradías. Hablamos del cartel encargado por la hermandad de la Hiniesta para conmemorar el 450 aniversario de la aprobación de sus primeras reglas penitenciales. Las claves estilísticas y compositivas son casi idénticas, mostrando la fidelidad del autor a un concepto propio.

Muchos artistas, cuando pintan para cofradías, suelen dejarse vencer por un insuperable miedo escénico que les impide mostrarse tal y como son. No ha sido el caso de Manolo Cuervo que, con estos dos carteles firmados para la Hiniesta y la Macarena, ha vuelto a mostrar que este particular mundillo tiene muchos miedos que vencer. Esos temores actuales no tienen nada que ver con la desinhibición artística de la que hicieron gala las cofradías hispalenses a principios del siglo XX. Si nos vamos al terreno del cartel es inevitable recordar el cartel firmado por Juan Miguel Sánchez en 1931, hace casi 90 años.

Hay que recordar que la cartelería semanasantera ha caminado paralela a una fiesta en la que ha habido escaso margen para renovar la estética tradicional. Sánchez firmó entonces el que, sin lugar a muchas dudas, podría ser el mejor cartel de cuantos se han realizado a través del tiempo con el tema de la Semana Santa. Algunas voces autorizadas, como la del profesor Valdivieso, han proclamado que aquella propuesta no ha llegado a superarse. La inconfundible atmósfera del paso de palio de la Macarena fue el motivo elegido por este creador que sí supo estar a la altura de las exigencias artísticas de su tiempo. El autor, que concibió una auténtica explosión de luz, supo aprovechar magistralmente las tintas planas a las que obligaban las técnicas tipográficas de la época sumando vanguardia y tradición. Es una premisa que ahora se ha repetido. Enhorabuena a Manolo Cuervo, a Ricardo Suárez como catalizador del encargo, a toda la hermandad de la Macarena...