Este fin de semana ha corrido como la pólvora el vídeo en el que aparece el nuevo alcalde de la ciudad, Antonio Muñoz, en la discoteca Itaca de Sevilla. Un vídeo que, a la parte más rancia de la ciudad le ha sentado como tres patadas, pero que a mí me ha parecido muy simpático y me ha gustado.
Sí. Reconozco que me gusta ver a un alcalde pasárselo bien y que no cambia sus hábitos por un cargo. Los peores son los que se esconden tras el mismo para hacer y deshacer a su antojo. Lo hemos visto tanto por la derecha como por la izquierda.
Creo que Muñoz puede ser uno de esos alcaldes que haga historia en nuestra ciudad. Los primeros mensajes que ha lanzado han sido de concordia con la Junta para ir de la mano en grandes asuntos que tiene pendiente esta ciudad. También ha querido marcar distancia con Espadas e intentar arreglar uno de los grandes problemas que tiene Sevilla, como es el de la suciedad. Para ello, lo primero que hizo fue montar una delegación dedicada exclusivamente a la limpieza. Ya se pudo ver el despliegue extraordinario tras la Cabalgata de los Reyes Magos.
Muchas veces, cuando hay elecciones en otras ciudades o países importantes del globo, se hace mención a la condición sexual del candidato, cosa que no sirve para nada. A mí me da absolutamente igual los gustos de la persona que va a gestionar la ciudad, sólo pido que sea buen gestor.
Veo a un Antonio Muñoz que puede hacer las cosas bien, que tiene esa formación para saber qué necesita la ciudad. Defenderá sus tradiciones y la hará evolucionar para ponerla en el candelero mediático. Que sea el primer alcalde de la ciudad que se queda con una competencia, y que esta sea la cultura, dice mucho de él.
Nos empeñamos en decir que Sevilla es una ciudad chapada a la antigua, que es rancia, que huele a naftalina, pero ahí está. En ningún momento se ha hecho mención a la sexualidad de nuestro alcalde y eso es lo más moderno que puede existir. Su suerte será la nuestra.