Derecho al abucheo

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
15 oct 2021 / 08:04 h - Actualizado: 15 oct 2021 / 08:05 h.
"La Tostá"
  • J. Hellín. POOL - Europa Press
    J. Hellín. POOL - Europa Press

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Si un presidente del Gobierno español tuviera que dimitir por ser abucheado el Día de las Fuerzas Armadas, como le ocurrió a Pedro Sánchez el pasado martes, sería fácil acabar con cualquier presidente: solo habría que contratar a un grupo de personas para que lo hiciera. Sánchez tendría que haber dimitido ya por varios motivos -por mentir tantas veces, por ejemplo-, pero no por ser abucheado. No era el día más indicado para los abucheos, desde luego, pero en España se politiza todo. A lo mejor lo fue ese día porque no es fácil coger al presidente en la calle. Por otra parte, tampoco deberíamos condenar algo tan sano como que el pueblo se pueda desahogar abucheando a quien no solo merece lo que le pasó el martes, sino algo más gordo. Por ejemplo, que el pueblo se echara a la calle y no parara de protestar y patalear hasta que el presidente dejara el cargo por el tema de la luz, por ejemplo. Él pidió que lo hiciera Mariano Rajoy cuando la subida del recibo era una nimiedad al lado de la de estos días, y el abuso va para largo. Es verdad que no es fácil solucionar el problema, pero tampoco lo era hace tres o cuatro años, cuando los sindicatos amenazaban con grandes manifestaciones como protesta por la subida de la luz, y ahora están callados como zorras en sus madrigueras. ¿Lo harán ahora por la anunciada subida del recibo del autónomo, que subirá 8 euros el próximo año? Ya se puede salir a la calle, pero los sindicatos están comprados. ¿Se puede abuchear a la ministra de Igualdad, Irene Montero, por fichar a la condenada Isa Serra como asesora de su ministerio con un sueldo escandaloso? Sería un abucheo legítimo y más que necesario, pero estará bien protegida. Casado y Sánchez merecen un abucheo fuera de compás, atravesado, por el acuerdo para repartirse sillones, cuando han estado toda la pandemia tirándose bocados llenos de babas, con los ciudadanos secuestrados en sus propias casas y la gente cayendo como chinches por una pésima gestión de la crisis sanitaria. Ayer mismo, socialistas y populares se daban tiernos besitos en público por haber llegado a un acuerdo, pero mientras, Hacienda lanzaba su catastrazo, o sea, subida de impuestos de los inmuebles, cuando la ministra sevillana dijo en el Congreso, en 2020, que nunca habría subida de impuestos para la clase media y los trabajadores. ¿La abucheamos o la dejamos que siga mintiendo en un lugar donde las mentiras deberían significar dimisión?