Desconfianzas

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10 ene 2020 / 16:10 h - Actualizado: 10 ene 2020 / 16:14 h.
  • Pedro Sánchez (d) y Felipe VI. / EFE
    Pedro Sánchez (d) y Felipe VI. / EFE

La primera en la frente. El inminente anuncio del gobierno hipertrofiado de Pedro Sánchez sólo sirve para certificar una constante: el mendaz y flamante presidente del gobierno no tiene intención de compartir las tareas del ídem con sus circunstanciales socios. La alargada lista de ministerios y, especialmente, el cuarteto de vicepresidencias, permite comprobar que los propósitos del señor Sánchez sólo pasan por tener entretenidos y bien incentivados a sus socios podemitas, pero lejos –muy lejos- de los verdaderos focos de decisión.

Como hábil trilero, se había guardado esta carta que no ha debido sentar nada bien en los cenáculos morados, ocupados por enjugar sus lágrimas de cocodrilo. Una cosa parece clara a estas alturas. Sánchez ya engañó a un país entero asegurando que no podría “dormir tranquilo” si pactaba con los podemitas. Algunos meses después –“bien está lo que bien acaba”, espetó el mozo- se ha tragado sus palabras abrazándose al único marxismo que entiende, el de los hermanos Marx. Ya es sabida esa máxima, que se adapta como un guante a los movimientos de nuestro jefe de gobierno: “Si no le gustan mis principios, tengo otros”.

En esa tesitura, el nuevo consejo de ministros echa a andar con sus cuatro vicepresidencias y una legión de carteras pulverizando cualquier atisbo de austeridad y marcando un guión presentido: la desconfianza mutua entre dos primeras ‘vedettes’ –léase Sánchez e Iglesias- que están dispuestas a metérsela doblada a la primera ocasión. Tarde o temprano habrá pataleo, un “esto no es lo que hablamos” que promete dictar nuevos titulares mientras la hemeroteca digital enseña las vergüenzas de ambos personajes. Las mentiras se acumulan en esta huida hacia delante que sólo ha servido para gobernar a cualquier precio. Lo vamos a tener que pagar los españoles. Pues vaya plan...