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Actualizado: 07 sep 2019 / 10:26 h.
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  • Playa de la Costilla, en Rota.
    Playa de la Costilla, en Rota.

No se si les ha pasado alguna vez, pero son cosas que nos pueden cambiar la vida. Anoche, en Rota, de recogida, tomé unas cervezas con un amigo en el Bar Ágora, en el Puerto Deportivo, donde una pareja de mediana edad recogía velas. Los invitamos a sentarse con nosotros a tomar la última, accedieron amablemente y creo que nació una interesante amistad. Eran médicos los dos. La conversación giró en torno a la medicina y, enseguida, a la vejez y el problema de qué hacer con las personas mayores en un país sin las residencias necesarias y muy caras las que hay para familias de poco poder económico. No sé usted, amigo lector o amiga lectora, pero mis mejores amistades nacieron en circunstancias muy parecidas a la de anoche. Son encuentros casuales con desconocidos. A mi primera mujer, Carmen, la conocí porque llamó a la emisora de radio en la que trabajaba para pedir un tema de Michael Jackson. En realidad llamaba a un programa que iba después del mío, de Lorenzo Bellido, y como el mío era de flamenco, le dije: “Es que las últimas bulerías que ha grabado Michael, El Moreno de Indiana, no me acaban de gustar”. Le hizo gracia, se rió y en tres días éramos novios oficiales. En año y medio, marido y mujer. Y estuvimos quince años juntos. Se tuvieron que dar muchas circunstancias para que ocurriera todo eso, algo que nos cambió la vida a los dos. Con el matrimonio de anoche estuvimos algo más de media hora y es curioso de la gran cantidad de cosas que hablamos. Al final resultó que tenían un velero atracado en el citado puerto y que nos ofrecieron dar un día un largo paseo a Mazagón o el Algarve portugués. Nos dijeron a qué se dedicaban, dónde vivían, de dónde eran y hasta los hijos que tenían. Incluso qué planes había hecho ya para para acabar sus días sin hipotecar la vida de sus hijos: entrar en una de esas comunas o cooperativas que, al parecer, son el futuro de los viejos de nuestro país. ¿Nació una gran amistad anoche con este matrimonio? Probablemente sí. Y puede ser una amistad importante, de años, con velero. Hay personas que van a programas de radio o televisión para conocer a otras personas, cuando no hace falta montar el circo. Basta con entrar en algún bar y mirar a las personas a los ojos, algo que cada día hacemos menos. Tener confianza en esas personas, invitarlas a un café o a una copa de manzanilla y tratar de saber cosas sencillas de sus vidas. Son desconocidos, vale, pero en media hora pueden ser desconocidos conocidos, amigos para toda la vida. La gran mayoría de mis amistades han sido por encuentros casuales como el de anoche en Rota. Y son las mejores, créanme.

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