Mañana de palmas, de olivo, de túnica blanca de cola, de costales y de muchos recuerdos. Mañana de reencuentros, de ilusiones y pellizco en el estómago. Un día de Fe y devoción. Día de promesa y Estación de Penitencia a la Catedral. El domingo más esperado y especial del año. Un día grande para todos los hermanos de las hermanda- des que hoy, si las previsiones meteorológicas lo permiten, procesionan por las calles de la ciudad.
Día de levantarse temprano para ir a Misa, recoger, como vengo haciendo desde pequeña, la rama de olivo para llevar a casa y luego irme a mi hermandad para estar con mis hermanos en los momentos previos a la salida de la cofradía. Día de familia. Día en el que se contagia la ilusión al ver la mirada sonriente de los más pequeños. Llegarán las 13 horas, momento en el que se cierren las puertas de Los Terceros, abiertas recientemente tras la finalización de la primera fase de las obras. Es hora de regresar a casa para vestir a mis sobrinos de nazareno o monaguillo. Es momento de cambiarme y de ponerme mi túnica. 14 años han pasado ya y sigo haciendo el mismo ritual y siguiendo las tradiciones. Junto a algunos amigos y mis sobrinos de la mano nos dirigimos al templo por el camino más corto. Llegamos a la Iglesia. Revuelo de túnicas blancas, de sonrisas, de abrazos, de emociones, de lágrimas... Es momento de confesarse y de rezar ante el Señor de la Sagrada Cena, el Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia y Nuestra Señora del Subterráneo. Humildad y Paciencia que tanta falta hacen en esta sociedad en la que vivimos.
Comenzará la tensa espera, ya que todas las miradas estarán pendientes del cielo, que esperamos esté despejado para que todas las hermandades puedan realizar su Estación de Penitencia que durante todo el año, y fundamentalmente en la Cuaresma, se prepara con mucho esfuerzo, dedicación y cariño. Si todo va bien a las 15.30 horas se abrirán otro año más las puertas. La Sagrada Cena pondrá su Cruz de Guía en la calle y su cortejo compuesto por 1.037 hermanos.
Momentos de rezo, recogimiento, oración, reflexión... Momentos en los que recuerdas a muchas personas que ya no están con nosotros. Otras personas que, por diversos motivos, no pueden realizar Estación de Penitencia y algunos que, por otras cuestiones tampoco pueden acompañarnos. Por todos ellos realizaré hoy, si Dios quiere, mi Estación de Penitencia. Este año, echaré de menos, especialmente, a mi amigo y director espiritual, Juan José Gutiérrez Galeote. Cuando regrese a casa, a mi Iglesia, aunque el cansancio se apodere de mí, siempre me queda la satisfacción y el orgullo de haber hecho testimonio de Fe y Eucaristía por las calles de Sevilla. De haber acompañado a mis Titulares haciendo protestación pública de Fe, ya que no podemos olvidar el verdadero significado y sentir de nuestra Semana Santa. Así son mis Domingos de Ramos.