La Tostá

Dignidad mínima básica

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
02 jun 2020 / 07:59 h - Actualizado: 02 jun 2020 / 08:02 h.
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Dijo ayer Wyoming en El Intermedio, ya con presencia en plató, que la Renta Mínima Básica nos hace mejor como país. Seríamos mejor todavía si no hubiera sido necesaria esta ayuda a los pobres. Un país con los niveles de pobreza de España no es un gran país, es un lugar donde viven bien unos pocos y el resto va tirando, cuando no limosneando. Las grandes fortunas crecieron en la crisis anterior y en esta va a pasar lo mismo, porque la miseria suele ser rentable para los grandes genios de los negocios. Los beneficios empresariales crecieron un 200 % el pasado año. Está claro que era un paso que había que dar porque no es de recibo que haya tanta pobreza en un país tenido por rico, como el nuestro. Soy sevillano y me da vergüenza que tengamos en nuestra ciudad dos o tres de los diez barrios más pobres de España. Y no es algo circunstancial, sino crónico. Hace medio siglo ya había barrios muy pobres en Sevilla, entre ellos, Los Pajaritos.

En el inicio de los setenta, Su Eminencia era un barrio con una pobreza que daban ganas de llorar. Residí allí en esa época y en la casa de vecinos donde vivíamos había un váter para todos los moradores, una docena. Cuánto habríamos agradecido una renta mínima básica, pero solo comías si trabajabas. No entiendo a quienes creen que esta paguita servirá para alimentar vagos y maleantes, porque eso sí que es fascismo puro y no el programa electoral de Vox. Lo ideal sería que esos tres mil millones de euros anuales que se van a destinar a los más necesitados se utilizaran para crear fábricas y darles trabajo, en vez de dinero fácil. Pero eso no se puede hacer en tres días y en España hay centenares de miles de familias, ahora mismo, que no tienen ni un pedazo de pan que llevarse a la boca.

Me parece miserable que se frivolice tanto con este asunto de la pobreza y del dinero que se les va a dar a los pobres, con la pasta que se va en otras cosas. Por ejemplo, en mantener una clase política preñada de cargos, coches oficiales y privilegios. Nos gastamos 60.000 millones de euros en salvar a los bancos o cajas de ahorros, que presumen luego de beneficios cada trimestre, y hacemos chistes sobre la necesidad de un millón de familias que necesitan ayuda para vivir con un mínimo de dignidad. Casi trece millones de españoles se encuentran actualmente en riesgo de pobreza y exclusión social. Sé lo que es la pobreza, nací en ella, crecí en ella y he convivido con ella muchos años de mi vida. He visto llorar a mi madre por verse obligada alguna vez a freír patatas sin aceite, chamuscándolas en el perol. ¿Cómo no voy a ser sensible con este asunto tan grave del hambre?

Desgraciaíto aquel que come

el pan de manita ajena,

Siempre mirando a la cara

si la pone mala o buena.

Hagamos algo digno de las ayudas del Estado a los más desfavorecidos de la sociedad. Tampoco es fácil, os lo puedo asegurar, como dice el martinete, comer el pan de manita ajena.