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Domingo XXVI tiempo Ordinario (ciclo C)

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29 sep 2019 / 05:50 h - Actualizado: 29 sep 2019 / 05:50 h.
"Comentario bíblico"

Am 6,1.4-7; Sal 145,7-10; 1Tm 6,11-16; Lc 16,19-31

Las lecturas hablan del peligro de las riquezas para alcanzar el Reino de Dios. Este tema entronca en la más genuina tradición profética, como muestra el profeta Amós que amonesta con duras palabras a los ricos de Sión y Samaría, confiados en su opulencia y poder. Denuncia su vida disoluta (lujos, banquetes exquisitos, fiestas, perfumes, orgías) unida a la indiferencia ante el dolor del hermano (José, denominativo del reino Norte). La ruptura de la fraternidad (desigualdad social) hace que Dios grite por la boca del profeta y anuncie la desgracia que se avecina sobre ellos.

El evangelista Lucas muestra su sensibilidad con este tema en la

parábola que Jesús dirige a los fariseos (“amigos del dinero” Lc 14,16). Contrapone dos personajes: uno ostenta riqueza con suntuosos vestidos y banquetes cada día; el otro, Lázaro, mendigo que no tiene nada sino llagas lamidas por perros. La escena nos lleva al momento de la muerte donde, con imágenes propias del judaísmo, las situaciones se invierten: abismo-tormentos // cielo-consuelo. El rico, que no tuvo piedad de Lázaro cuando estaba a su puerta, suplica-mendiga piedad a Abrahán para que envíe a Lázaro a aliviarle, pero la distancia (y el tiempo) ya es insalvable. Entonces intercede por su familia pidiendo que les envíe a Lázaro para que se conviertan y eviten ese tormento. Pero Abrahán insiste en que tienen la voz clara de la palabra de Dios (Ley y Profetas) que marca el camino cierto y seguro para alcanzar el Reino.

Lázaro lleva en su nombre su auténtica riqueza (hebreo Eleazar: “Dios ayuda”) como así refrenda el Salmo: “Dios hace justicia a los oprimidos y auxilia a los necesitados”. Pablo exhorta a Timoteo para que siga este camino con el que se conquista la vida eterna: “practica la justicia, la fe, el amor, la delicadeza...”. Así participará de la gloria de Jesucristo.

1. ¿Qué uso haces de tus bienes? ¿Te tienen atrapado hasta el punto de cegarte ante las necesidades de los demás?

2. ¿Ayudas a los Lázaros que están a tu “puerta”? ¿De qué manera?

3. ¿Te compromete la lectura orante de la Palabra de Dios a la compasión y misericordia?