Domingo XXXI tiempo Ordinario (ciclo A)

Comentario bíblico

04 nov 2017 / 22:51 h - Actualizado: 04 nov 2017 / 22:51 h.
"La Biblia"

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Las lecturas contraponen la soberanía del único Dios y la irresponsabilidad de los que ejercen el poder religioso. El profeta Malaquías presenta el señorío de Dios, cuyo nombre es respetado en todas las naciones, y denuncia a los sacerdotes del pueblo que no cumplen su misión y hacen tropezar a mucha gente. Se han dejado llevar por el partidismo y los intereses personales.

Del mismo modo, en el evangelio, Jesús advierte al pueblo y a sus discípulos del comportamiento hipócrita e incoherente de los letrados y fariseos. Jesús los desenmascara. Desde la autoridad que les da la cátedra de Moisés, es decir, el poder de interpretar la ley y enseñarla, se han erigido en opresores del pueblo. Imponen duras cargas (leyes), pero no ayudan a llevarlas. Buscan la adulación y el reconocimiento de su poder y prestigio sea a nivel religioso o social, fracturando la igualdad y la fraternidad. Por eso, Jesús pide a sus discípulos que no se dejen llamar Maestro ni llamen a nadie Padre, porque solo hay un Padre y Maestro que hace a todos hermanos, y un único Dios y Señor de sus vidas, al que deben obedecer. Frente a la tiranía y el abuso del poder, debe estar el servicio. El orgullo y la vanagloria llevan a la humillación, pero la humildad procura la gloria del Reino.

Así lo canta bellamente el salmista, cuyo corazón humilde descansa en el regazo de Dios, sofocando la altivez. Y así lo testimonia Pablo, recordando a los tesalonicenses la ternura y el cuidado con el que él y su equipo les proclamaron el evangelio, como una madre con sus hijos. Esa diligencia y desvelo mostraban el amor que les tenían. Un amor que encontró la fiel y dócil acogida del evangelio predicado, recibido como Palabra de Dios, siempre viva y eficaz en el corazón de los creyentes.

1. ¿Consideras a Dios el único Rey, Maestro y Señor de tu vida? ¿Cómo lo reflejas?

2. ¿Vives tus cargos o responsabilidades como un servicio o abusas del poder o la autoridad para beneficio propio?

3. ¿Cómo es tu acogida de la Palabra de Dios? ¿Dedicas tiempo a confrontar tu vida con el Evangelio cada día?