Viéndolas venir

¿Dónde está la cámara oculta?

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Álvaro Romero @aromerobernal1
21 ene 2021 / 06:37 h - Actualizado: 21 ene 2021 / 06:40 h.
"Viéndolas venir","Coronavirus"
  • Foto: EFE
    Foto: EFE

El coronavirus muerde ya como nunca lo había hecho hasta ahora. La incidencia de las últimas semanas es notablemente mayor que cuando todos estuvimos encerrados la pasada primavera. El récord de contagios y de hospitalizaciones da verdadero pavor. De modo que si no se toman medidas extraordinarias no se conseguirán remedios extraordinarios, que son los que hacen falta. De los mensajes a la responsabilidad se ríe el virus hace tiempo. Lo mismo que se ríen esos irresponsables políticos que han ido dando codazos estos días para que les administraran la vacuna cuando no les tocaba. Mientras a ellos les daban el pinchacito, seguro que sonriendo, cientos o miles de personas vulnerables en este país estaban muriendo y ya no volverán. Ya están muertas para siempre.

A estas alturas del año pasado, el COVID-19 habitaba a pesar de nosotros, y no lo sabíamos. Un año después, lo sabemos y somos nosotros los que habitamos a pesar de él.

Ya hay ciudades en el mundo con casi los mismos muertos por coronavirus que en toda España. Se ha dejado de oír la cantinela de que somos los peores cuando peor estamos y entramos en un ciclo de agotamiento mental en el que solo el esperpento puede reconciliarnos con la lucidez. Tal vez por ello todo parece una broma cuando no estamos para chistes: Trump sale por el postigo de la Casa Blanca y aquí están pidiendo el Nobel de la Paz para él los mismos que predican que cazadores y esquiadores precisan de una moratoria frente al bicho. Habrá quien esté pidiendo bajarse del barco. Yo me conformaría con que me informasen de dónde está la cámara. No puede ser cierto que hoy el metro y las escuelas estén hasta la bola y Urdangarín solo pise la cárcel para dormir, y vacunado.