La Tostá

Efemérides mairenistas

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
19 sep 2019 / 08:24 h - Actualizado: 19 sep 2019 / 08:29 h.
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Revisando material sobre la vida y obra de Antonio Mairena para un encargo, descubro una entrevista en la que habla de su debut como cantaor profesional, que fue en el Kursal Internacional, sala flamenca o tablao que se inauguró en el centro de Sevilla en 1929 con motivo de la Exposición Iberoamericana. O sea, se han cumplido 90 años del comienzo de su carrera profesional, aunque cantaba desde niño, cuando le decían el Niño de Rafael, por su padre, Rafael Cruz Vargas.

No le fue fácil al joven mairenero, nacido en 1909, encontrar un sitio en el cante de aquel tiempo, porque su sonido de voz no gustaba mucho a empresarios y público en general. Incluso en su pueblo. Por otra parte, no era fácil meter la cabeza entre tantas grandes figuras de aquel tiempo, como la Niña de los Peines, Manuel Torres, el Niño Medina, Tomás Pavón, Pepe Marchena, Pepe Pinto, El Carbonerillo o Manolo Caracol. Mairena, pues, tuvo que sufrir lo indecible para poder vivir del cante y ese sufrimiento le hizo ser un hombre resentido.

Se han analizado poco o nada esos primeros años del que luego sería un gran maestro y, posiblemente, el cantaor más influyente del siglo XX. Por eso es extraño que en el festival de su pueblo de este año, en la Semana Cultural que sirve de preámbulo, no se haya conmemorado esta importante efeméride. Ni tampoco otra imprescindible, los cincuenta años de su disco Honores a la Niña de los Peines, su gran maestra, coincidiendo, además, con el cincuentenario de la muerte de la artista y la de su marido, el popular cantaor sevillano Pepe Pinto. Pastora fue la base del cante de Antonio Mairena, aunque él insistiera tanto en Manuel Torres y Joaquín el de la Paula como sus dos grandes maestros, de los que tenía más bien poco.

¿Qué le pasa al mairenismo? Responsabilizan del deterioro de esta escuela a los antimairenistas, pero no es así. Es cierto que hay una parte de la crítica o la flamencología muy crítica con el legado y los postulados del maestro de los Alcores, pero la verdadera responsabilidad es de los propios mairenistas.

Todavía no han hecho nada en su pueblo para que exista el Museo Antonio Mairena, donde estén todos sus recuerdos y se guarde lo fundamental de su obra para que los jóvenes puedan ir a estudiarla. Han dejado morir su concurso, que dejó de ser influyente hace años, y el festival, que también lleva su nombre, sigue contando con público pero dejó de ser el que era cuando vivía el maestro. Perdió aquel espíritu de los años setenta.

Tengo el encargo de hacer algo interesante sobre este gran maestro del cante jondo o gitano-andaluz, como él prefería que se llamara al cante de Andalucía. Lo estudio con interés, pero, como es sabido, el mairenismo no admite críticas y la única manera de poner al día a tan gran artista es analizándolo también desde una óptica crítica, porque no fue Dios. Casi, pero no llegó a tanto.