La Tostá

El amor viene y se va con el aire

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Manuel Bohórquez @BohorquezCas
13 feb 2020 / 08:30 h - Actualizado: 13 feb 2020 / 08:34 h.
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  • El amor viene y se va con el aire

Parece que con los años, y ya tengo 62, nos volvemos hipersensibles en asuntos tan delicados y, por otra parte, tan necesarios como el amor. Estuve muy enamorado hace algún tiempo, quizá como nunca en toda mi vida, aunque al final sirviera de poco. El amor es siempre cosa de dos y a veces uno de los dos finge estar hasta los huesos por el otro. Cuando es de verdad cosa de dos, de dos almas en un mismo cuerpo y, por tanto, un mismo corazón, es algo tan maravilloso, que es incomparable. Una persona daría toda su sangre, si hiciera falta, por ver feliz a la que ama de verdad.

En realidad nos enamoramos pocas veces a lo largo de la vida y dicen los poetas que son los primeros amores los que marcan nuestra vida. No es que sepan de amor más que nadie, pero son los que mejor llevan los desengaños amorosos porque los visten de poesía. Cuando se está enamorado se dicen cosas que no se podrían decir sin estarlo.

Te estoy mirando y no sé

si el amor vive en tus ojos

o tú en los ojos de él.

Hay que estar muy enamorado, ebrio de amor y deseo, para escribir una soleá como esa. Confieso que lo estaba. Solo un hombre enamorado, un achispado o un niño suelen decir cosas increíbles en momentos de emoción. El amor es eso, una emoción, y no se puede estar emocionado toda la vida; es mentira. Lo de te amaré mientras viva no deja de ser un eslogan para lograr un objetivo, quizá el cuerpo que desean nuestras hormonas. Solo los pájaros se aman eternamente.

Mañana es el Día de los Enamorados y, lo siento, es una fecha que me gusta. Podría decir que, por las circunstancias, podrá un día triste, melancólico, gris. Pero no, será tan especial como todos los del año, porque no hay día que no me levante de la cama muy temprano, abra la ventana y me dé un baño de luz del campo, de esos primeros rayos de sol que atraviesan los verdes y frondosos pinos de La Puebla del Río para iluminarme la cara.

El amor viene y se va por el aire, como casi todo cuando se vive en el campo.

Cuando nadie a mí me ve

besitos le doy al aire

por si te encuentras con él.

Alguien, desde algún lugar del mundo, se levantará mañana temprano, abrirá la ventana de su habitación y lanzará un soplo de besos al aire. Y muy mal tiene que darse el día para que no llegue alguno a La Puebla, donde el aire nunca va de vacío. Estaré esperándolo.