Viéndolas venir

El Betis, ese equipo con duende

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Álvaro Romero @aromerobernal1
24 abr 2022 / 17:37 h - Actualizado: 24 abr 2022 / 17:40 h.
"Real Betis","Viéndolas venir","Final Copa del Rey 2022"
  • Joaquín Sanchez. / AFP7
    Joaquín Sanchez. / AFP7

Dicen que los béticos somos muy ruidosos. Debe de influir también que hemos ganado la Copa del Rey. En cualquier caso se comprende el silencio de otros equipos. Sin embargo, bendito este ruido sin estridencias, un ruido que hay a quien le suena a música, un ruido ciertamente civilizado, alegre, cómplice, público y abierto. Porque la victoria del Betis es la victoria de todos. La victoria de toda Sevilla, de toda Andalucía e incluso de cualquier español sin demasiada tendencia a celebrar los triunfos futboleros. Basta que alguien de la otra punta de España sienta el pálpito de la afición verdiblanca para que se una a ella, no porque comprenda los motivos del equipo de Heliópolis, sino porque siente que el Real Betis Balompié es un equipo abierto de par en par a la alegría del cualquiera que pasa por la calle. Al contrario que otros equipos más selectos y sin duende, el Betis puede perder cuantas veces sean necesarias, pero el día que gana, cuando lo haga, se transforma en un motor centrífugo de alegrías colectivas que todo el mundo siente como suyas.

Anoche ganó, tan merecidamente, el Betis de Manuel Pellegrini. Si no fuera por ese apellido italiano del chileno, hasta el nombre de Manuel suena absolutamente de aquí. Manuel como los Manueles de Sevilla, de Coria, de Utrera o de La Algaba. Este Betis victorioso es el Betis de Joaquín, el mago de El Puerto de Santa María, ese tipo simpático incapaz de caerle mal ni siquiera los sevillistas. Joaquín el cuarentón de ahora que antes fue un chiquillo apasionado por el equipo de Sevilla, jugase por aquí cerca o por allá lejos. Joaquín el ahora capitán que tiene la facultad de salir en los últimos minutos y darle la vuelta al marcador, marcando él o haciendo que marque otro, como ocurrió ayer providencialmente con Juan Miranda, ese chico de Olivares que tuvo la victoria en su bota, en su certeza de que él –bético desde que nació- tenía que sentenciar el partido y lo hizo en el último penalti necesario.

Este Betis es también el Betis del malagueño Juanmi Jiménez, del cántabro Diego Canales, del gallego Borja Iglesias y del catalán Álex Moreno, y por supuesto del franco-argelino Nabil Fekir. La grandeza de este Betis es ser de aquí y de todas partes, o que genios del balón de cualquier parte de España o del mundo agradezcan ser de aquí, o sea, del Betis, de la Bética, de casa.