El botón de las llaves

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15 mar 2020 / 04:22 h - Actualizado: 15 mar 2020 / 04:22 h.

Esta semana me tocó pasar la ITV. Era la segunda revisión, había tenido que pasar por el taller para ponerlo a punto, así que pensé: "esto será rápido, puro trámite", mi pequeño Smart estaba "niquelao", lo miré satisfecha, me disponía a abrir la puerta cuando...¡Oh, sorpresa! el coche no abría... ¿cómo podía ser? le había cambiado las pilas al mando recientemente... Respiré, volví a intentarlo, insistí, apreté con ganas el botón de las llaves del coche pero nada...

Probé con la apertura "analógica", vamos, el introducir la llave en la cerradura de toda la vida... Sí, abrió, pero para cuando intenté arrancar el coche decía que "nanai" porque para ponerlo en marcha era necesaria la apertura "digital"...

"A que llego tarde a la ITV..." empecé a repetir mentalmente... Miré el mando de cerca y me fijé en que se le había desprendido la abotonadura, dejando al descubierto el esqueleto del mecanismo, "habrá que hilar más fino a la hora de apretar" pensé, y con cierta mezcla de esmero e impaciencia pulsé reiteradamente el dichoso botón... Nada. Casi las 9.30h y la ITV era a las 10.05h, en Gelves... De repente, Alonso, mi chico, dijo: "ahora vuelvo", fue corriendo a casa, volvió en un suspiro con otra llave, cambió la abotonadura y... ¡bingo! el coche se abrió.

¡Mira, arranca!

Esa fue mi agradecida observación, al tiempo que, como una exhalación, subíamos al coche. Y en ese ir a la ITV, sin prisa pero sin pausa, me recreé interiormente en ese "¡mira, arranca!", a las personas también nos pasa... Entonas ese deseado, "¡mira arranca!" cuando no te estancas, tomas conciencia de la necesidad de cambio y dejas de dedicar tiempo y energías a (acciones, personas, circunstancias...) que no llevan a ninguna parte. Darte cuenta de la necesidad de ese cambio y aplicarlo es todo un arte, pues resulta básico para diferenci-ARTE y super-ARTE...

Abriendo puertas

Como sucedió con mi Smart, las puertas de la oportunidad no se abren al apretar la llave maltrecha con mayor insistencia, sino cuando a base de paciencia, haces honor a la eficiencia, prestas atención a lo evidente y realizas cambios inteligentes. Así es como se fragua una puntual-mente.

La próxima vez que algo no vaya como debería, en lugar de estresarte y llevarte un sofocón, relájate y piensa: quizás sea el momento de cambiar el botón...