Son muchos los que creen que Vox debería desaparecer del mapa político español para que volvamos a la normalidad. Y Unidas Podemos, ¿no? Imaginen que sucede eso, que desaparecen estos dos partidos extremistas y radicales de la ultraderecha y la extrema izquierda españolas y que volvemos al bipartidismo corrupto de los últimos cuarenta años, del Partido Socialista y el Partido Popular. Solo ellos a nivel nacional y luego el forraje de los partidos independentistas de Cataluña y el País Vasco, que esos van a estar siempre ahí dando la matraca, ahora blanqueados por Sánchez en su beneficio y ansias de poder. Lo de ayer de Pablo Casado, que machacó sin piedad a Abascal, su aliado en Andalucía, Madrid y Murcia, está claro que fue un cachiporrazo, un magistral “hasta aquí hemos llegado”, como dijo en un momento de su brillante alocución. Tan buena que hasta el domesticado Iglesias lo felicitó. Pero, sinceramente, ¿era necesaria tanta dureza por parte del líder de los populares? Está claro que tenía que decirle no a su moción de censura, pero podría haberlo hecho sin maltratarlo de esa manera, porque al fin y al cabo Abascal y Casado están totalmente en contra del Gobierno de Sánchez e Iglesias y quieren acabar con él como sea. Desde luego, Casado fue ayer valiente porque se arriesgó a perder electorado poniéndose de parte de un gobierno social-comunista que, además, es apoyado por quienes sabemos todos. Anoche mismo hablé con amigos que votan al PP y me decían que se pasaban a Vox. Pero no hay ninguna duda de que el discurso de ayer de Casado le va a dar muchos votos, consagrándolo en el verdadero líder de la derecha española y la única alternativa a Sánchez, porque no hay otra. Ciudadanos desaparecerá del todo y Vox se irá desinflando, aunque todavía será un hueso duro de roer por algún tiempo. Abascal se ha equivocado claramente en la manera de plantear la moción de censura, excesivamente impulsivo, yendo contra Europa en unos momentos que es tan necesaria para que nos saquen de esta, contra las autonomías y hasta de los partidos que tenían que apoyarlo en su intento de acabar con el Gobierno. Le ha perdido ser tan impulsivo y, sinceramente, tan prescindible, porque, seamos claros: Vox no tiene futuro en la España actual, aunque tenga medio centenar de diputados, que merecen un respeto porque han sido puestos ahí por los españoles. En cuanto el Partido Popular y el Partido Socialista dejen a un lado sus arañazos y se pongan a trabajar por España en serio los partidos radicales perderán fuerza y se irán desintegrando. También Unidas Podemos, y cuanto antes, porque con ellos empezó el desastre en que se ha convertido la política española. Pensaba que Casado estaba acabado, porque no era capaz de dar un cachiporrazo, pero lo dio ayer y de qué manera. Si esta absurda moción de censura ha merecido la pena es por escuchar el discurso de Pablo Casado, que nos devuelve un poco la esperanza con independencia de a quién vote cada cual. Que tomen nota Iván Redondo y Sánchez de cómo se redacta un discurso, y se dejen de cuentos y películas.