El camino sin fin

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13 mar 2016 / 21:25 h - Actualizado: 13 mar 2016 / 21:25 h.
"El Baradero"

Cuando los seres humanos perdemos el rumbo estamos abocados a seguir sendas equivocadas que nos hacen vagar y desorientar nuestras vidas con los consiguientes perjuicios para nosotros mismos y para todo nuestro entorno. Perdernos en el bosque de las ausencias y de las irrealidades es uno de los grandes peligros a los que nos conduce a veces la ceguera vital. Saber qué terrenos se pisan y a dónde nos dirigimos es básico para el desarrollo normal del individuo. Pero si esto es crucial para los seres humanos, mucho más transcendente es cuando se trata de una sociedad. Desde la pluralidad y las diferencias de ideas, desde la visión diferenciada de las cosas, las sociedades también pueden perder el rumbo colectivamente y extraviarse por caminos sin metas, y mucho peor... sin retorno.

Una sociedad sin proyecto, sin mirar al futuro y sin vocación colectiva difícilmente podrá alcanzar cimas de prosperidad y desarrollo. Estamos acostumbrándonos, con demasiada facilidad, a empezar la casa por el tejado. «Primero pedimos y luego ya veremos de dónde lo sacamos». Está demostrado que las grandes prosperidades siempre provienen de una ilusión y un gran esfuerzo previo. Trabajar por alcanzar los sueños es crucial para conseguir bienestar. Pero los sueños sólo se consiguen con voluntad de sacrificio, con unificación de las ideas y con una gran predisposición. Todos a una. Tirar cada uno de un lado de la cuerda suele acabar con alguien por los suelos. No se puede comprender que lo bueno para la política de un país sea «esto y lo contrario». Alguien tiene que estar equivocado. No es posible posturas tan antagónicas con la promesa de ser la solución «las unas y las otras». Si los proponentes no son capaces de entenderse entre ellos ¿cómo vamos a entenderlos los demás?, ¿cómo se nos va a transmitir el valor de la unión?

Parece que lo razonable sería reunirse y entre todos alcanzar un acuerdo después de un profundo análisis de voluntades y, sobre todo, de realidades. Está demostrado los malos resultados que suelen darse en el seno de la familia cuando padre y madre actúan de manera contraria ante la educación de los hijos. En política lo vemos a diario incluso en el seno de los propios partidos. Los pueblos que destacan por su laboriosidad, su industrialización y su prosperidad suelen tener como base la unificación de criterio y la mentalización y el esfuerzo de la colectividad. Los líderes políticos sólo hablan y prometen lo que nos van a dar. Nunca les he oído decir «la solución es ponernos todos a trabajar»... pero eso no compra votos... aunque sí provoca que hace ya mucho tiempo hayamos perdido el rumbo. ~