La vida del revés

El campo de Moria nos convierte en malas personas

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14 sep 2020 / 11:36 h - Actualizado: 14 sep 2020 / 11:43 h.
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  • Imagen del campamento de refugiados de Moria. / EFE
    Imagen del campamento de refugiados de Moria. / EFE

El campo de refugiados de Moria, en la isla de Lesbos, se convirtió, hace unos días, en una enorme hoguera en la que las pocas esperanzas de 13.000 personas se consumían por completo. Las llamas lo destrozaron todo el pasado 8 de septiembre. Esas 13.000 personas (sí, personas como usted o como yo, personas que sufren, disfrutan, padecen enfermedades o aman a sus hijos) viven, ahora, en el parking descubierto de un centro comercial. Y en Europa nadie quiere saber nada del asunto. El pasado 8 de septiembre, ese campamento de refugiados se convirtió en un monumento a la falta de humanidad de todos los que no estamos allí.

Nos piden asilo los que no tienen nada y miramos hacia otro lugar. Los valores que decimos tener desaparecen por completo y vuelven a salir a la luz solo cuando es necesario acudir en ayuda de nosotros mismos.

Es necesario recordar que de los 13.000 que se hacinan al raso el 40 por ciento son menores. Estamos dando la espalda desde hace meses a un problema que nos convierte en seres sin alma, sin capacidad para empatizar con todos aquellos que mueren de hambre, que sufren la violencia de las armas, que son violados o que no tienen la más mínima esperanza. Somos una vergüenza para la raza humana y si no somos capaces de echar un cable a los nuestros es que estamos condenados a la desaparición.

Deberíamos empezar a asumir que somos clasistas, xenófobos y racistas; que somos malas personas incapaces de hacer nada por los demás. Es necesario que entendamos lo que está pasando porque, sólo así, seremos capaces de rectificar nuestras actitudes más oscuras; solo asumiendo lo que somos podremos ayudar a otros.

La isla de Lesbos se ha convertido en el paradigma de lo que el ser humano no puede ser. Y usted o yo mismo somos protagonistas de uno de los capítulos más vergonzante de la historia moderna. Ni usted ni yo nos libraremos de esta carga si permitimos que siga sucediendo algo así.