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Gran Plaza

El cangrejero y la bulla

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Manolo Ruiz ManoloRL
31 oct 2023 / 18:05 h - Actualizado: 31 oct 2023 / 18:08 h.
"Cofradías","Gran Plaza"
  • Una bulla de Semana Santa / EP
    Una bulla de Semana Santa / EP

La bulla y la presencia de los cangrejeros son parte natural de lo que hace que una cofradía tenga su capacidad de arrastre y se mantenga viva en la memoria colectiva. No desaparecerán; forman parte y son una circunstancia de lo que mueve una procesión. Un dolor de cabeza para el diputado mayor de gobierno y una manifestación de fervor para el hermano mayor. Puntos de vista a la vista.

El pasado viernes, la bulla recuperó su carácter de libertad, sin vallas ni aforos cabrerianos, y funcionó de manera efectiva. Sin embargo, no todo fue perfecto, y la derrota se la llevó el cangrejero con cultura de cofradías.

Los cangrejeros son aquellos que saben cómo mimetizarse en el entramado de procesión. Suelen gravitar con un respeto sincero en torno al paso, entrando, viendo y saliendo sin causar o minimizar molestias. Piden por favor y se disculpan con un perdón. Hablan en voz baja y lo mínimo necesario, evitando codazos y puntazos. En su mayoría, son hermanos, devotos, fieles, parroquianos y cofrades que comprenden lo que significa una cofradía en la calle. No se enfrentan ni responden en caso de supuesta agresión y entienden el oficio del hermano empujador. Son parte intrínseca de la procesión y cuentas con ello en tus planificaciones.

Los cangrejeros conocen su papel y las dificultades que pueden surgir, a qué educadas armas se tiene que enfrentar: “hermanos, por favor, hay que avanzar”; “vamos, un poquito más le cabe”; “dejemos que otros hermanos la vean un momentito”; o “ten cuidado con mis niños acólitos, necesitan llegar enteros y no traigo de repuesto”.

Este viernes, vimos una turba indisciplinada, una amorfa masa maleducada, que se adueñó de los espacios. Trajeron consigo todos los vicios de la falta de valores en la sociedad, además de alcohol y otros inciensos poco apropiados para la procesión; por traer, hasta alguna pringosa macburguer del avituallamiento campanero.

En cuanto el cangrejero notó la presencia de las hordas de tiktoadiktos (factor extrínseco), supo reubicarse sin molestar en una especie de ante presidencia por delante de la ante presidencia. Doble o nada.

Ante este foco de problemas cada vez más común, la única vacuna efectiva es la educación. La Semana Santa es una oportunidad para transmitir valores de respeto y convivencia, y es tarea de todos, desde hermanos y cofrades hasta padres y educadores, contribuir a que estos eventos se desarrollen en un ambiente de respeto y cultura cofrade. La educación es la clave para preservar la esencia de nuestras celebraciones en el futuro.

Igual el exceso de las mismas son los lodos de aquellos polvos.


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