El carrito no es sólo para abuelas

Image
17 may 2020 / 04:00 h - Actualizado: 17 may 2020 / 04:00 h.
  • El carrito no es sólo para abuelas

Mi coche está de nuevo "indispuesto", pero como dicen: "no hay mal que por bien no venga", así que aprovecho para incrementar mis pasos diarios yendo a comprar a pie. Como me gusta ser efectiva, no voy a por dos cositas sino que mi pretensión es hacer la compra semanal pero mi tensión lumbar discrepa... Lección aprendida, tras haber ejercido de "Mula Francis" acarreando más bolsas de las que mi espalda estimaba oportuno, para la siguiente ocasión decidí ir primero a un pequeño bazar cercano al súper y adquirir un carrito de la compra.

Siempre he tenido cierta reticencia a tener este tipo de carrito porque lo asociaba a las abuelitas del pueblo y me daba por pensar: "después de esto, lo próximo será el viaje del IMSERSO", sí, un poquito exagerada... Pero solía pensar así. Además, me daba por examinar el diseño del cacharro, todos en tonos apagados: marrones, negros, grises... con algún cuadrito o algunas rallas (si acaso), "¡esto es muy tristón, no va conmigo!" -me decía interiormente- sin embargo, la practicidad le acabo ganando la partida a la estética...

¡Mi carro!

Pues tengo que admitir que donde dije digo... Ya tengo mi carro, y voy por la calle a lo Manolo Escobar, cantando interiormente la famosa canción: "¡Mi carroooo!", y si me cruzo con una vecina y me pregunta que cómo me va, contesto sin dudar: "¡sobre ruedas!", porque mi carro no tiene alas pero casi vuela de lo ligerito que es. Parece mentira como un invento tan sencillo facilita tanto la vida. En cuanto a su estética, no me preocupa, ¡ya habrá momento de customizarlo! lo importante es que cumple con su función a plena satisfacción.

¡Crea escuela!

La experiencia del carro me ha enseñado que una buena fachada se queda en nada si no prima la practicidad que buscabas. Es importante saber rectificar para progresar, admito el error que cometí durante tanto tiempo de hacerle la cruz al carro sin probarlo, pues ahora que sé como funciona... ¡casi me emociona!

Admitir... ¡qué verbo tan difícil de conjugar! pero una vez que aprendemos, experimentamos más plenamente lo que supone disfrutar. Saber bajarse del burro ¡es todo un curro! pero cuando lo experimentas, dejas atrás el "yo me aburro" para comenzar a crear e inventar abriendo las fronteras de tu "zona de seguridad". Y recuerda, si quieres crear escuela... ¡el carrito no es sólo para abuelas!

María Graciani

https://mariagraciani.wordpress.com/