La vida del revés

El chollo que fue trabajar en la banca española: ERES, cruceros y pisitos en la playa

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08 dic 2022 / 16:25 h - Actualizado: 08 dic 2022 / 16:37 h.
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Hubo un tiempo en el que si se anunciaba un ERE en una entidad bancaria se armaba la mundial. Manifestaciones frente a las sucursales, comités de empresa en pie de guerra, paralización de buena parte de la actividad y presión brutal... Pero eso era antes. Actualmente, si se anuncia un ERE lo que queremos saber es cuántos empleados se inscriben en la lista de candidatos para salir pitando de la entidad. Y esto hace pensar a cualquiera sobre lo que sucede, desde hace ya mucho tiempo, en la banca española.

La atención a los clientes en las sucursales de los bancos (las pocas que van quedando) es entre desastrosa e inexistente. Ir al banco a realizar una gestión es casi garantía de cabreo por parte del cliente. Y la sustitución que, poco a poco, se ha realizado de personas por máquinas, ya es un hecho. Pasó el tiempo en el que un cliente cabreado le decía al cajero de su sucursal (cuando le mandaba al cajero o le decía que la gestión que deseaba se cobraba salvo que la hiciera a través de la web) que eran unos bobos y que se iban a quedar sin trabajo y luego llegarían las lamentaciones. Pero no era así, en realidad, muchos se querían quedar sin trabajo y les importaba cero patatero lo que pensaran los clientes.

Con los ERES de los bancos miles de empleados se han ido a casa con una pasta en la cuenta gracias a la indemnización, con una cantidad mensual más que aceptable, con un plan de pensiones importante, y sin tener que volver a trabajar en la vida. ¿Recuerdan aquellos 54.353 millones prestados a la banca en la época de Rajoy, esa cantidad que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, en junio de 2012, durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso aseguró que era «un crédito a la banca que va a pagar la propia banca»? Pues era falso y le ha costado al Estado; es decir, a usted y a mí mismo; 40.000 millones aproximadamente, entre otras cosas, porque los ERES de la banca los hemos pagado entre todos. Ole, ole y ole. Miles de empleados en casita frotándose las manos y una banca saneada gracias al dinero de todos.

Esos empleados fueron los mismos que vendieron las preferentes, los que se fueron de crucero con la pareja al alcanzar objetivos con esas preferentes, los que han tenido acceso a información privilegiada sobre pisos que se entregaban por no poder pagarse la hipoteca de miles de personas y que se vendieron a precios ridículos, los que concedieron hipotecas al primero que pasaba por la oficina y los mismos que se han ido de la entidad despotricando aunque con el bolsillo hasta los topes de pasta. Algunos, me consta, compraron acciones de su entidad y denunciaron a la misma porque perdieron un pico. Y se fueron diciendo que ellos no sabían que las preferentes eran un pufo (qué profesionales tan extraordinarios) o que de crucero se van en todas las empresas o que son las víctimas de todo este desastre. Incluso, los más rocambolescos, votan a Podemos y se manifiestan contra no sé qué antes de ir a la playa a ese pisito que compraron después de embargar la Justicia a una familia morosa.

Ya sé que esto que digo levantará ampollas, ya sé que no todos los empleados de banca son iguales, ya sé muchas cosas, pero sé que de estos casos existen miles (no decenas ni centenares sino miles) y que ya estoy harto de soportar a algunos de ellos. El que se dé por aludido tiene un problema y el que no sea de este grupo no tiene razón por la que preocuparse. Lo mismo que estoy harto de escuchar a algunos hosteleros que necesitan ayudas cuando pagan sueldos de vergüenza, tienen terrazas gratis (en el caso de Madrid, por ejemplo) y han ganado más dinero que en la vida después de lo duro de la pandemia. Qué aburrimiento que todo el mundo quiera salir ileso a costa del Estado y que eso lo paguemos entre todos.